QUO VADIS/ MIS REFLEXIONES DE NAVIDAD

Podríamos comenzar con las palabras retóricas de estos días. Una suerte de alabanzas y mejores deseos en estos días del solsticio de invierno. Definitivamente, si hacemos augurios por el reencuentro de las familias, que dentro de ellas se respire ese aire de otrora tiempos donde al sonar diciembre, era sinónimo de pensar en los aguinaldos (plata) para comprar la pintura para pintar la casa; los ingredientes de las hallacas, para salir a comprar los estrenos y los juguetes del niño Jesús. Tiempo en el que todo eran cestas navideñas, tortas, panteones, pan de jamón y dulces tradicionales de mamá, mientras se colaba el ponche crema entre las copas de las mujeres. De otro lado, las frías para los que estaban reunidos o el licor picante para gustos fuertes. La fiesta de la reunión familiar tenía consigo un encuentro verdadero, sin celulares ni familiares lejanos, por el contrario, eran los tiempos del regreso a casa de los que estaban lejos en otras zonas del país. Ahora pareciera que nos toca irnos con ellos a esas latitudes de Latinoamérica, Europa y Norteamérica para aquellos que tienen visa. Eran tiempos de los chistes malos, de Billos y los Melódicos, habían discotiendas donde se iba y se elegían las gaitas populares y la música acorde con estos días. Se hacían regalos con discos y casettes; habían sueldos y salarios responsables para lograr por lo menos en un mes como éste poder saciar al consumismo general de la gente. Ahora el consumismo pertenece solo a un 10% de la población que es la élite del poder y del dinero, los demás estamos condenados a ver las vidrieras y conformarnos con eso. Vemos las tiendas de regalos y ropa con mucha mercancía, pero con un poder adquisitivo paupérrimo lleno de tristeza y abismados ante la necesidad de por lo menos poder comprar algo de comida quienes pueden.
Son tiempos difíciles de transición de un socialismo destructor dando paso a un mercantilismo capitalista desproporcionado; ni siquiera es el capitalismo clásico de Adam Smith, ni mucho menos el liberalismo inglés de los años ‘80. Está mixtura de modelo económico concentra el poder en la élite suprema, algo así como los descamisados en discurso pero con camisas y trajes de marca; lo que quizás han copiado ahora de los ingleses (Reina Isabel dixit), es el amor a los caninos. La Reina extinta de Inglaterra era conocida por estos gustos ahora copiados por la élite de manera que podamos observar que merecidamente estos animalitos amigos del hombre, pues pueden comer y vestir mejor que cualquier venezolano con sus sueldos que no alcanzan. Nuestros perros comerán las sobras que resten de las sobras que nos permitan acceder los niveles altos de la oligarquía instaurada que mira desde lo alto del balcón a los súbditos suplicando trigo a los monarcas. No son navidades felices para muchos compatriotas, algunos hasta ni quieren recordar estas fechas. El Alzheimer brota de quienes en un tiempo estuvieron en pobreza y gracias a la debacle de lo que es hoy la política, han logrado amasar riquezas incalculables con las que han querido hasta borrar sus orígenes que solo utilizan en un pobre discurso igualitario. Y mientras tanto, las bienaventuranzas y deseos de Feliz Navidad afloran en discursos de quienes persisten aislados de lo que ha generado una economía destruida ante un dólar negociado para multiplicar la riquezas de quienes los tienen y de utilizar la mente de la gente para hacerles ver que todo será mejor aunque sigan siendo los mismos opresores.
A pesar de todo, en estas navidades, aprende a pensar y a entender que la solución es elegir buenos gobernantes, del color que sean, pero los mejores. Eso puede abrir el paso a una Feliz Navidad!!

Rafael García González

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