QUO VADIS/ EL MUNDO DE TRUMAN

Por allá en el año de 1998, Hollywood nos presentó un film del director Peter Weir y guion de Andrew Niccol, llamada “The Truman Show” y cuenta la historia de un personaje dentro de un mundo ficticio y en el que su vida era transmitida en vivo a toda la audiencia qué día a día seguía a través del mundo televisivo. Desde su nacimiento hasta adultez, Truman Burbank, protagonizada por Jin Carrey, vivía en ese mundo creado por su productor ejecutivo Christof, bajo los designios de una trama en una vida normal, en la que el actor vivía desde sus sentimientos de amor a su familia, pasando por la muerte ficticia de su padre y el amor idílico a su eterna Silvya a quien desaparecen del guion porque no era la llamada a ocupar ese lugar en su vida sino la actriz Meril, siendo que toda la vida recordaría a la primera; situación ésta que siempre inspiró al personaje a la búsqueda de respuestas a su mundo perfecto, donde todo era resuelto y los quehaceres diarios eran más que ajustados a una vida tranquila y sin problemas. Sin embargo, Truman comienza a dudar de tanta pasividad y forma tan ordenada de su vida, ajustada a esa perfección del guion, lo que motiva que comience a dudar y ha plantearse situaciones de saber si de verdad ese mundo en el que estaba era real; ante lo cual Christof realiza cualquier reforma para mantener la trama y la audiencia que yace involucrada y omnipresente en la vida de Truman, llegando a apoyarlo en sus dudas y ganas de búsqueda del mundo real escondido detrás de los escenarios perfectos creados por el mundo irreal de Christof. No es sino hasta que Truman decide tomar un bote y navegar hasta el confín del horizonte para lograr huir de esa fantasía y es cuando el productor genera crear una tormenta sobre el mar para hacer hundir el bote y Truman se aferra a la imagen de su amada Silvya y se aferra a su mástil, logrando que el público se sensibilice a su favor y así no le queda más remedio al guionista de permitir que logre llegar hasta el cielo de cartón con el que choca la embarcación y allí hacer que Truman vea por primera vez el mundo real qué tanto quería. Luego logra ubicar a Silvya y declararle su amor y ella a él.
Esta trama de ficción y romanticismo, nos trae a colación que hemos estado sumergidos en un mundo irreal más allá de lo vivido por Truman. Este mundo que ofrecía un mar de felicidad bajo la égida de un líder cargado de amor y humanismo, ha llevado al traste de comenzar a hacernos preguntas de una perfección creada en ficción de estadisticas que no son reales, un país inmerso en las mayores riquezas naturales pero que han sido explotadas en beneficio de una élite del poder, llegándose a la desfachatez de que se adjudicaran minas de oro a gobernadores que nunca generaron riquezas para sus regiones y por el contrario sus intereses propios eran los de Christof, de que todo se vea bien para mantener a la audiencia allí pegada a un modelo de hambre y miseria pero que conserva la esperanza de por lo menos una bolsa de comida con alimentos de tercera categoría.
Han venido jugando con la realidad de un país bajo consignas y discursos baratos de moral y ética que se caen por su propio peso ante los niveles de corrupción jamás conocidos en buena parte del mundo. Una crónica de una muerte anunciada,
preparada bajo la destrucción de la plataforma productiva y de su actividad agrícola; la desquiciada idea de someter al venezolano bajo la ignorancia ante un sistema educativo del cuarto mundo, sometiendo a maestros y profesores al más duro de sus retos ante la historia, una educación que deviene en un sarcasmo de programas educativos fomentados en la ideologizacion de una vetusta y retrógrada idea de comunismo trasnochado aplicable a los pendejos, mientras que la élite de poder disfruta del más brutal de los liberalismos materialistas exhibiendo sus riquezas y fortunas producto de actividades de corrupción de la más inclemente; habiendo sido escondida bajo los cartones de la escenografía de un gobierno que ha sido permisible en el tiempo, el Christof que ha acomodado todo para que los Trumans no sospecháramos nada, y si nos atrevemos a pensar, pues rápidamente esa realidad era anulada bajo cualquier forma.
Sin embargo, ha podido más la fuerza del sentimiento y la razón de la verdad, que hoy día vemos con estupor situaciones como las del PDVSAGATE, LAS MUÑECAS DEL PETRÓLEO, EL TSJGATE, y pare usted de contar con los casos evidenciados y grotescamente exhibidos en salsa color naranja, como para hacer sobresalir que el rojo ha sido despojado a los autores del desfalco. Todo un guion digno de contar, conjugado entre esa realidad de políticos delincuentes y el inefable mundo de Truman.

Rafael García González

Entradas relacionadas