JERSÓN.- El desconcertante ladrido de los perros que se quedan atrás lesiona aún más el estado de ánimo de quienes se ven forzados a abandonar sus hogares ante la magnitud de las inundaciones en Nova Kakhovka.
Otros caminan por las calles anegadas con mascotas en brazos, niños en hombros y sus pertenencias en bolsas de plástico, mientras los rescatistas usan botes de goma para buscar en las áreas donde el agua cubre casi por completo a las personas.
En balsas y luego en camiones militares, cientos de personas siguen evacuando desesperadamente este martes tras la destrucción de la central hidroeléctrica y el colapso de la presa de la ciudad un día antes. Una tragedia en toda regla de la que aún no ha sido confirmada su autoría en medio del cruce de acusaciones entre las fuerzas de Kiev y las tropas de Moscú, que controlan el área donde se encuentra la instalación.
“Los rusos golpearon la presa y no pensaron en las consecuencias (…) No deberían ser perdonados”, sostuvo Oleksandr Sokeryn, que huyó de su casa con su familia después de que se inundara por completo.
Las evacuaciones están en marcha. Sin embargo, al menos siete personas se encuentran desaparecidas, alrededor de 100 permanecen atrapadas y miles de animales salvajes han muerto, señaló el alcalde impuesto por el Kremlin en la zona.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, acusó a los funcionarios rusos que ocupan el sur de Jersón, en el margen izquierdo del río Dniéper que rodea la región, de no cumplir con su deber de evacuar a los residentes, por lo que señaló que su Gobierno apelará a las organizaciones internacionales para ayudar a esas personas.
“El costo humano y ambiental es enorme”
La escala del desastre es monumental. Aunque alrededor de 17.000 habitantes fueron evacuados un día antes, unos 42.000 habitantes se encuentran bajo riesgo por las inundaciones a ambos lados del río Dniéper, indican las autoridades ucranianas.
Unos 22.000 residentes viven en áreas con riesgo de inundación en localidades controladas por Rusia en el lado este del río, mientras que 16.000 habitan en la zona más crítica del territorio controlado por Ucrania en el lado occidental.
Además, “cientos de miles de personas se han quedado sin acceso al agua potable”, destacó Zelenski.
Las estimaciones de Kiev se conocen después de que el responsable de Asuntos humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, asegurara ante el consejo de seguridad que la ruptura de la presa “tendrá consecuencias graves y de gran alcance para miles de personas en el sur de Ucrania en ambos lados de la línea del frente mediante la pérdida de hogares, alimentos, agua potable y medios de subsistencia”.
“La gran magnitud de la catástrofe solo se conocerá por completo en los próximos días”, resaltó Griffiths.
Mientras los pueblos y aldeas están sumergidos bajo el agua, “el costo humano y ambiental de la destrucción de la represa de Kakhovka es un enorme desastre humanitario y la comunidad internacional debe unirse para llevar a los responsables ante la Justicia (…) Las normas del Derecho Internacional Humanitario protegen específicamente las represas, debido a los peligros que su destrucción representa para los civiles”, recordó la directora de Amnistía Internacional en Europa del Este, Marie Struthers.
Como si fuera poco, los civiles también deben permanecer atentos a las minas terrestres movidas por las inundaciones, advierte el Servicio Estatal de Emergencias en el oblast de Jersón tras acusar a las fuerzas rusas de hacer estallar la presa.
“Bomba ambiental de destrucción masiva”
La destrucción de la represa Kakhovka también puede tener graves consecuencias ecológicas, económicas, militares y legales.
Acusando a Rusia de “ecocidio”, el presidente Zelenski remarcó que en el lugar ha sido lanzada una “bomba ambiental de destrucción masiva”, aunque Moscú niega cualquier responsabilidad y en cambio ha apuntado a Ucrania como la determinadora de la explosión.
Aunque las autoridades locales advierten que tomará días conocer el número total de víctimas y cuantificar los daños, las imágenes de la zona del desastre son devastadoras. Y es que miles de animales silvestres han fallecido y centenares de peces muertos se observan a orillas del río.
Además de los daños directos por la entrada de agua a viviendas, terrenos y empresas, las inundaciones pueden recoger sustancias químicas peligrosas de donde se encuentran almacenadas en tierra, distribuyéndolas en un área amplia y hacia el Mar Negro, explicó a la prensa ucraniana Oleh Savitskyi, experto en ecología de la organización sin ánimo de lucro Razom We stand.
Otras áreas pueden perder su principal suministro de agua durante mucho tiempo. Esto incluye a Crimea, ocupada por Moscú desde 2014, que dependía del agua desviada del Dniéper a través del embalse. Una situación que arruinará grandes extensiones de agricultura en el continente y la península.
Ante esta situación, los horticultores de la región perderán 20.000 hectáreas de tierra productiva, según la consultora agrícola Agroanalysis, cuyo director, Vadym Dudka, señaló que con el desastre se retrasó cinco años la restauración de la producción de hortalizas de Jersón.
Asimismo obligará a industrias importantes, como plantas metalúrgicas, a detenerse en varias ciudades debido a que necesitan acceso ininterrumpido al agua.
El régimen hidrológico del río Dniéper, el principal de Ucrania, se reformará, provocando cambios impredecibles y posiblemente peligrosos para las personas y otros seres que viven en las regiones por las que fluye. Muchos peces, aves y animales acuáticos pueden morir o perder su hábitat.
Labores de emergencia bajo fuego ruso
Ni siquiera la magnitud de la actual emergencia ha cesado los ataques de las tropas invasoras. Decenas de rescatistas trabajan mientras resuenan los bombardeos.
Los trabajadores de socorro en el margen derecho del río Dniéper, controlado por Ucrania, aseguran que han tenido que adelantar sus labores bajo el estruendo de las bombas rusas.
“La mayor dificultad en este momento no es el agua. Son los rusos al otro lado del río los que ahora nos están bombardeando con artillería”, afirmó Andrew Negrych, coordinador de los esfuerzos de ayuda para la ONG estadounidense, Global Empowerment Mission.
El desastre en Nova Kakhovka marca un punto de inflexión en la guerra, por lo que algunos expertos señalan que cualquiera de las dos partes del conflicto podría haber visto una ventaja en el curso del conflicto con la destrucción de la presa.
«Para los rusos, la razón para hacerlo habría sido detener la contraofensiva ucraniana, obviamente. Y crear una situación humanitaria en Jersón, donde la gente necesita ser evacuada y crear pantanos para que los ucranianos no puedan usar su infantería mecanizada, por ejemplo (…) Para Ucrania, la brecha podría haber proporcionado una forma de distraer a los rusos”, afirmó Marina Miron, investigadora del King’s College de Londres.
Sin embargo, Kiev insiste en que está clara la intervención de los rusos. “No entiendo cómo puede haber alguna duda al respecto. Ambas construcciones están ubicadas en los territorios temporales ocupados por Rusia. Ni los bombardeos ni ninguna otra influencia externa es capaz de destruir las estructuras. La explosión vino de adentro”, remarcó el jefe de gabinete de Zelenski.
Por su parte, el presidente ruso Vladimir Putin calificó de «acto bárbaro» la voladura de la presa, cuya responsabilidad, según el Kremlin, apunta a Kiev.
Mientras Rusia pronostica que los altos niveles del agua en la zona se mantendrán por entre tres y diez días, el director de inteligencia de Ucrania, Kyrylo Budanov, destacó que el desastre solo retrasaría las acciones ofensivas de los ucranianos en la región por un máximo de dos semanas.
Reuters/ AP/

