Los miserables y sus miserias

Todos los días paso por la avenida 23 de enero de Guanare, esa que bordea la residencia oficial del gobernador del estado y al verla, me pregunto: ¿Será verdad que Primitivo ha gastado más de 1 millón de dólares en remodelaciones, luego de sacar a los niños del preescolar Niño Simón de sus salones de clase?. ¿Tendrá tantas carencias y tan poco cerebro para hacer semejante estupidez?.

Me hago estás preguntas, por qué solo un ser insensible al sufrimiento ajeno puede en un acto de inhumanidad, como ese, al utilizar recursos tan necesarios en este momento para satisfacer su ego, en lugar de intentar menguar las necesidades más elementales de la población que gobierna.

El sólo hecho de imaginar que algo cruel pueda ser útil, es ya de por si inmoral desde todo punto de vista.

Pero, ¿qué otra cosa podemos pensar?, si en lo que va de año se ha gastado un dineral en artistas, en vehículos lujosos, en fiestas y actos proselitistas, mientras los sueldos de los docentes, del personal de salud y de todos los empleados públicos es una miseria, las escuelas están prácticamente en ruinas, los hospitales y demás centros de salud no tienen los insumos necesarios para garantizar una atención médica decente, los servicios públicos se prestan de manera deficiente.

Definitivamente, los miserables más grandes no son los que no poseen bienes materiales, sino los que carecen de todo tipo de principio ético, porque su miseria los acompañará, aún después de su muerte.

Por Froilán Sánchez

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