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JORGE CÁRDENAS /
Si no fuera una tragedia, diríamos que la gestión económica del gobierno es un mal chiste repetido.
En lugar de explicar cómo van a solucionar el colapso de ingresos por la extinción de la licencia de Chevrón aplicarán controles de precios (así sean acordados con los empresarios). En vez de una política fiscal mínimamente coherente, amenazan con más represión a través de los impuestos. Se acaba de promulgar el aumento del precio de la unidad tributaria de 9 a 43 bolívares, que se utilizará como medida para la determinación de los tributos nacionales.
Asimismo, se hostiga con más sanciones y multas de parte de la Sundde a productores y comerciantes que nivelen sus productos al precio del dólar paralelo (por mucho que el gobierno elimine páginas y portales alusivas a este marcador, nunca va a desaparecer, porque es el precio del dólar que suple a los demandantes, cuando escasea el dólar oficial). Por otra parte, la aceleración del tipo de cambio oficial, hace que los niveles de ingresos para las personas naturales como jurídicas sean cada vez menores.
Es tanta la desesperación, que en vez de ofrecer incentivos a la producción, profieren amenazas a quienes aún emprenden y se mantienen generando riqueza .
Ya sabemos a dónde conduce la misma fórmula de todos estos años: le pone un muro más alto al callejón sin salida en el que estamos.
Inventar bolívares que no existen, son facetas del mismo problema que nos aqueja. No habrá sorpresas, ni tampoco risas, en este nuevo capítulo, es inevitable detener la devaluación de la moneda y se observa un firme camino que nos conduce, nuevamente, hacia otra hiperinflación, como la experimentada en el 2017, a lo que pudiera sumarse una 4ta reconversión monetaria.
Que fuerte para el venezolano común la implantación de estas políticas económicas deliberadas, mal intencionadas y dañinas de parte del régimen, que sin duda, acentúan el hambre y la pobreza del pueblo venezolano, acorralado, sin salidas viables a la crisis.
jorgecardenas055@gmail.com