Si llegamos a sacar cuentas sobre el uso de nuestro tiempo, seguramente nos sorprenderemos con el alto porcentaje de tiempo mal gastado o mal invertido que hemos tenido; probablemente, en ese momento venga a visitarnos la doctora reflexión, por presentar síntomas del “que tal”. Sí, del que tal si fuese hecho tal cosa.
Para enviarte algún medicamento contra esto, la «Doctora Reflexión» te va a preguntar: ¿Qué has alcanzado hasta el momento? ¿Te sientes satisfecho de tus logros? ¿Eres feliz y pleno? Posiblemente asocies cualquier respuesta con el dinero y sacarás tus conclusiones, de que tanto has aprovechado tú tiempo.
En nuestras Reflexiones en Familia de hoy, nos deleitaremos con una porción de la palabra inspirada por Dios, que en Efesios 5, versículos 15 al 17, de la Nueva Traducción Viviente, dice: “Así que tengan cuidado de cómo viven. No vivan como necios, sino como sabios. Saquen el mayor provecho de cada oportunidad en estos días malos. No actúen sin pensar, más bien procuren entender lo que el Señor quiere que hagan”.
Amados, al reflexionar sobre del uso que le hemos dado a nuestro tiempo, debemos tener por entendido de antemano, que ese tiempo suyo y mío es un regalo Dios; por ello debemos estar dispuestos a dar de nuestro tiempo para el servicio a Dios, y para eso contamos con dos opciones: la primera opción es ser indiferentes ante esto y continuar nuestra vida tal y como va, y la segunda opción es dejar que Dios nos eduque en cómo aprovechar ese tiempo, para que sea un tiempo de calidad.
¡Dios espera, que seamos buenos administradores del tiempo que Él nos ha dado!
Haciendo un ejercicio matemático personal, y sabiendo que una semana tiene 168 horas, le voy a restar 48 horas que habitualmente paso en el trabajo, 56 horas durmiendo y 10 horas en comidas y 7 horas en aseo personal. Eso da un total de 121 horas. ¿Cuántas horas a la semana le dedico a Dios? Si en promedio dedico 2 horas diarias, a la semana son 14 horas; entonces, mi gran total es de 135 horas/semana.
Ahora, la gran pregunta es: ¿Qué estoy haciendo con las 33 horas restantes?
Meditando sobre la cita de Efesios 5 antes descrita, y tratando de sumar horas productivas a mi semana, acudo al que tiene el mando del tiempo de mi vida, para que me ayude a sacar “el mayor provecho de cada oportunidad en estos días malos», ya que también está cerca la venida de Jesús.
En muchas ocasiones también somos tardíos para invertir el tiempo o para hacer algo que realmente es importante; tal como la fábula sobre un agricultor, que en una oportunidad llama a la agencia de seguros y le dice a la oficinista, que quiere asegurar de inmediato su casa.
La oficinista le dice que programará la visita del agente de seguros para ver la casa y luego comenzar con el trámite; pero el agricultor en un tono de desespero, le dice que quiere asegurarla de inmediato, y obtiene la misma respuesta de la oficinista. Ante la insistencia nuevamente del agricultor, en desear asegurar por teléfono la casa. Ella le preguntó el porqué de tanto apuro, y el respondió muy afectado: «¡Es que mi casa se está quemando!».
Hoy es el día para tomar la sabia decisión de invertir bien tu tiempo, de hacer las cosas a tiempo; no es mañana, no es el lunes, no es el próximo mes, no es cuando la casa se esté incendiando, es hoy. Dejemos que Dios nos enseñe por medio de su palabra, a invertir nuestro tiempo en lo que realmente vale la pena y en el tiempo preciso. Recordemos que solo unas pocas horas desperdiciadas cada día, son el equivalente a años de ocasiones perdidas.
Dios Padre desea enseñarnos a usar bien nuestros días. Él anhela proveernos de un corazón instruido para servir y aprovechar el tiempo; por ello, elige hoy día poner tu corazón a disposición de Dios, para que vivas de acuerdo con su voluntad y encuentres la forma efectiva de invertir tu tiempo ¡El momento indicado es hoy!
“Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría”. Salmos 90:12
Amado multiplica este mensaje, que puede ser la póliza de seguros que necesita alguien en su vida con el fin de resguardar bien la inversión de su tiempo.
¡Bendiciones para todos!
Sacando cuentas

