UNA EXCEPCIÓN OBLIGADA

Sí. Me había despedido, pero esta es una fecha que nos taladró el alma. El régimen, a las 5 y 47 minutos de la tarde de ese nefasto 27 de diciembre de hace un año, ordenó el cese de las trasmisiones de Astro 97.7, una emisora fundada por un padre que me regaló la vida, don Aldo Del Papa, y adquirida y dirigida acertada y democráticamente, como es su formación ciudadana, de un hermano que me dio la política, Carlos Emilio Barrios Jiménez.
No le bastaba a la dictadura que allí sus representantes por distintas vocerías, tuvieran muchos más programas que nosotros, los de la democracia. No les bastaba que, en cada rincón del estado, la presencia de sus voces, música y mensajes, mantuviera informado al pueblo. Era demasiado para Portuguesa, según el PSUV, tener una emisora con amplísima cobertura, profundamente plural. Pero lo más grave para los rojos, había pasado el 21 de noviembre.
Ospino había castigado a unas administraciones que en nombre de los pobres habían saqueado al municipio. No fue suficiente la enorme bonanza petrolera para llenarse los bolsillos, pervertir y pervertirse ocasionando un daño colosal a la moral de su gente. Pero ese pueblo se hastió, se levantó, volteó la mirada hacia uno de sus hijos más persistentes y más exitosos y le dio una contundente victoria que casi los desaparece del mapa político. Quedan algunos que odian a la tierra que los vio nacer y que poco hacen para saciar su sed de justicia. No pudieron perdonar la barrida electoral y moral y cobraron duro, pegaron donde más duele. Dejaron sin trabajo a varias familias, pero no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Y los ospineros le abrieron un camino de esperanza al pueblo de esta tierra que tiene en sus montes, la languidez de la Cordillera de los Andes y el inicio de la inmensa y bravía llanura de Rómulo Gallegos. Nos quitaron a Astro 97.7 pero no pudieron sacar del mapa a quien se levantó para acompañarlos en esta dura travesía, en la que, a pesar de los pesares, de las traiciones y errores que cometen los mal llamados líderes de siempre, los que criticaron a los alacranes y resultaron peor que ellos. Aquellos se vendieron por 30 denarios. Estos, ni se venden, se regalan.
Astro 97.7 fue y volverá a ser la voz de la puerta del llano, la indetenible, la democracia hecha programa, hecha música, hecha verdad, durante 21 años. La que tuvo en profesionales de la locución de primera línea, a sus primeros símbolos comunicacionales: Carlos Eduardo Gold, locutor de Venevisión, Santiago Duarte, Salvador Camero, entre muchos otros. Desde Cerro Sabana, con un trasmisor de 3 kilovatios, se fue convirtiendo en la mejor emisora de nuestro estado, la radio impresionante.
Astro sigue siendo una gran familia, porque donde estemos nos imaginamos volver a usar los micrófonos para ayudar a reconstruir a Venezuela, en sana paz, en reconciliación, con tolerancia, respeto entre quienes creemos de distintas maneras, pero que nos une el amor a la tierra, el compromiso con la familia, que en definitiva es la base fundamental de la nación.
Joselo Pérez, Renny Delgado, Orlando Cortéz, Orlando Adames, Virgilio Villanueva, el siempre bien recordado Gerardo Santana, ya fallecido, Nelbis Mujica, Fernando Simanca, Edgar García, Clara Jiménez, José Figueroa, Richard La Scala, Enrique López, Gustavo Gómez, Alecso Vivas, Moisés Aponte, con programas que formaban parte de la vida de sus oyentes, y por supuesto, el infaltable Robert Carrasco, alma y corazón de la inolvidable radiodifusora, una familia dirigida por un hombre, cuya pasión es la radio, por la que se hizo periodista y por la que le sirve a su pueblo: Carlos Emilio.
Vale la pena recordar este día, y con él también a Roberto Antonio Delgado y Gabriel Yorki, y a quienes han caído en el cadalso rojo de Conatel, porque con ellos, Venezuela tiene que ser otra vez, nueva, renovada, democrática y faro de libertad del continente.

IVAN COLMENARES

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