Miguel Enrique Villavicencio.- El doctor Rafael Narváez, exparlamentario y abogado defensor en materia de Derechos Humanos y Civiles, considera que la trama de corrupción sumada a la impunidad es un arma verdaderamente letal contra los DDHH, el hambre y la pobreza que continúan indetenibles en este país.
-Estamos en los últimos meses del año 2023 y aún el Gobierno no muestra ninguna señal para mejorar la crítica situación de hambre y pobreza que se vive en la inmensa mayoría de hogares venezolanos – apuntó.
Narváez condenó las políticas económicas del régimen de Nicolás Maduro, las cuales tienen a más del 80% de la población venezolana viviendo en la pobreza, y de paso sin la esperanza de que sus sueldos miserables y pensiones de hambre reciban una dignificación que les permita adquirir los artículos de la canasta básica.
-Son muchísimos los venezolanos que noche tras noche se acuestan sin comer, y que además viven con la gran incertidumbre de cómo hacer para llevar los alimentos a su hogar y mantener a sus familias – comentó.
También expresó que el actual régimen político es el único responsable del aumento de la desigualdad social en Venezuela.
-Solamente los poderosos y muy allegados al Gobierno cuentan con una canasta básica abundante, servicios básicos permanentes y el goce de buena salud por contar con seguros en dólares americanos. El resto de los venezolanos, como las personas de la tercera edad, el ciudadano común, y muy en especial, los trabajadores del sector público, deben vivir bajo el acecho del hambre y clamando alimentos porque perciben un paupérrimo salario que no les permite alcanzar la canasta básica que bordea más de 520 dólares – destacó.
Insistió en decir que la trama de corrupción en el Estado, especialmente en Pdvsa, ha dado un golpe duro a los derechos humanos que, con su impunidad, se convierte en un aliado más al crecimiento exponencial del dólar del Banco Central de Venezuela que ya casi está alcanzando al paralelo, generando una hiperinflación indetenible.
Ante todo esto mencionado, Narváez calificó como indolente, inhumano y sin alma al Estado venezolano.
