QUO VADIS/ ¿SURAMERICANISMO ?

Es innegable que nuestro convulsionado continente ha heredado sus formas y costumbres que fueron insertadas en nuestros genes mezclados con las distintas culturas europeas. Ese fragor de la Península Ibérica con Portugal incluida, trajo sus matices y sus lenguas. También nos legó parte de contradicciones unidas a nuestros ancestros donde quizás, hoy día no hemos superado los egoísmos y nuestras barreras icónicas que subyacen en los subconscientes y más aún, conscientes actitudes de nuestras poblaciones. Al sur de esta Suramérica, podemos observar en su historia, quizás dos momentos de su colonización inicial y su reconolización después de la Primera y Segunda Guerras Europeas, llamadas Mundiales. Esto es así a mi modo de ver, porque gran parte de la diáspora judía se albergó entre Argentina, Uruguay y Chile; amén de pobladores alemanes, ingleses, húngaros, polacos y búlgaros. Esto hizo, que las características culturales y hasta el lenguaje de esos países hoy día, tengan una gran diferencia en relación al español que usualmente se habla en el resto de los países de este continente. Colombia igualmente por su vinculación con estos, abrió paso a una lengua particular de acento y su estilo de desarrollo cultural.
La motivación de este pequeño preludio obedece a esa transculturacion de inicio en los tiempos, pero que hoy nos hace diferentes en relación a lo que somos nosotros los del norte de Suramérica. Los venezolanos somos referencia de multiplicidad de estilos de vida pero nos une esa temática antiparabolica de la verdadera participación en los temas de las finanzas, economía y la política. Somos y hemos venido siendo sometidos a criterios de silencio y de falta de ebullición que en algún momento fue arma de lucha para revertir las decisiones del poder político.
Hoy día, no pasamos de discutir o de opinar en las redes sociales, como a espaldas de las mayorías. Sin embargo, el 22/11 pasado evidenció una nueva actitud al cansancio o a ese antiparabolismo a lo que ocurre. Apenas esta semana vemos a un Ecuador estrenando un Presidente por un corto período, pero que luce imperativo en el cambio del pensamiento hacia un gobierno de apertura a la estabilidad económica y los capitales. En Argentina, quizás se ha producido una gran muestra de transformación política, posiblemente mayor a la que generó Donald Trump en Estados Unidos. La personalidad y discurso directo del nuevo presidente Milei, aleja grandemente a la visión de la izquierda o del socialismo de izquierda que hasta ahora no dió las respuestas esperadas, más allá de los altos índices de devastación económica y ese pase a destiempo del día a día de la vida de los argentinos. Casi por azar, ver estos espejos en lo que viene significando nuestra realidad política actual y el parecido con tales circunstancias de desgaste de un modelo socialista que no ha sido tal y menos aún, deja ver una izquierda disfrazada de totalitarismo. Esa realidad subyacente en nuestras sociedades empobrecidas, son él abrebocas a la necesidad de los cambios y la caída del sistema impuesto, tal como acabamos de observar en Argentina.
Para muchos observadores, Javier Milei es un loco o quizás un político sin respaldo de una plataforma del stablishment de la “casta” como el mismo lo ha denominado; empero, este personaje encarna una realidad tan parecida a la que en su momento y guardando las distancia en sus discursos, tuvo en el 98 Hugo Chávez. La ventaja de Milei es su apego a su obligación de respetar la economía pública y privada, es un discurso sencillo y verosímil de recuperar la credibilidad y el sendero del desarrollo. Afirmar que la mayoría de empresas de servicios públicos deban estar en manos de la empresa privada, sencillamente porque en manos del gobierno no sirven y no funcionan, no dejan de ser ciertas en cuanto vemos la experiencia después de más de 20 años en nuestro país; lo cual nos hace recordar por ejemplo cuando la empresa de la electricidad era privada, pues no se iba la luz; al igual que cuando existían las empresas privadas que hacían su contratación con PDVSA, pues siempre teníamos gasolina, solo por colocar pequeños pero grandes modelos de lo qué hay y lo que teníamos.
No queda sino asumir que definitivamente la empresa privada es exitosa y productiva, mientras que las públicas no funcionan, no solucionan, son corruptas y lesionan los intereses del país.
La motivación de estos cambios que está produciendo nuestra Suramérica en estos días, son para evidentemente tener en cuenta cómo se vive en un sistema y en otro; resta ver cuáles serán los efectos del dominó a futuro inmediato. Esto sin duda deja de tener un ingente interés sobre todo para una America toda que se debate en la confrontación de estos modelos en el centro del continente; donde por un lado con una Nicaragua acogiendo el autoritarismo de izquierda ortodoxa, y por el otro, un Salvador con Bukele abriéndose al desarrollo y mostrando lo que puede hacerse con voluntad y visión de país, más allá del discurso mediático. Seguiremos expectantes!!!

Rafael García González

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