Hace poco que visité a un amigo, y un poco quebrantado me ha dicho que su salud ha mermado, sus finanzas escasean y su matrimonio se rompió, entre otras cosas; pero mostró firmeza, al decirme que Dios ha sido justo aún y cuando él atraviesa un rudo desierto, y que reconoce que en gran parte se debe a los excesos del pasado.
Queridos hermanos y amigos, en nuestras Reflexiones en Familia de hoy, compartiremos una poderosa porción de la Palabra inspirada por Dios, que en Isaías capítulo 43, versos 18 y 19 de la versión Reina-Valera 1960, dice: «No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad».
Amados, la Biblia cuenta numerosas historias de personajes que dejaron sin efecto cosas pasadas y fueron renovados; entre ellos Saulo de Tarso, un hombre malo que andaba matando cristianos; pero Dios le cambió el nombre y lo llamó Pablo, abrió caminos en su desierto y le asignó la tarea de predicar las buenas nuevas a las naciones. Si hoy tu nombre sigue siendo Saulo, enfoca tú mirada en Jesucristo y guarda silencio, escúchalo y confía, Él no te dejará olvidado ni te dejará caer, y cuando llegue el momento, serás renovado porque Él tiene un plan maravilloso y una gran bendición para ti.
El enemigo siempre va a recordarte tu pasado y sus excesos; va a tratar de tentarte a volver atrás; todo eso para que mueras en ese rudo desierto; pero tienes que creer que hay una promesa de parte del Señor para tu vida, porque Dios te ama y tiene una vestimenta nueva para ti. Él quiere tomar tu mano para guiarte a un nuevo lugar y traer nuevas cosas a tu vida. La Palabra nos dice que vendrá el día en el cual Dios hará una nueva tierra y un nuevo cielo, todo será nuevo.
Dile a Jesús: «estoy listo para que tú me cambies».
Efesios capítulo 4, versículos 22 al 24, indica: «En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad»
Sí, mis queridos amigos y hermanos, por eso es necesario ir delante de la presencia de Dios y decirle: «Señor, quiero ser mejor, quiero cambiar, estoy dispuesto a olvidar las cosas pasadas, quiero ser liberado».
Amado, quiero preguntarte: ¿has pasado últimamente por un desierto? De ser cierto, debo decirte que solo Dios tiene el poder de cambiar la caliente arena del desierto por un manantial de agua viva, para dar una vida nueva.
La cita bíblica principal de estas reflexiones de hoy, nos invita a no aferrarnos al pasado, a soltar aquellas cosas que ya han sucedido y dejar de recordarlas constantemente para poder avanzar; nos ofrece un mensaje de esperanza y aliento para quienes se sienten estancados o desanimados; nos recuerda que Dios siempre está haciendo cosas nuevas, y nos invita a acompañarlo en este camino de transformación.
Es un mensaje muy especial, para un mundo en el que a menudo nos aferramos a nuestras historias personales de éxitos y fracasos, olvidándonos que hay un Dios que es más grande que cualquier pasado, que cualquier exceso que hayamos cometido; así que, deja atrás ese gris pasado y confía en el tiempo perfecto de Dios, porque Él tiene cosas maravillosas reservadas para ti.
Hoy mis queridos hermanos y amigos, quiero orar por esas personas que pudiesen estar atadas a su pasado, por aquellas personas que están atravesando un rudo desierto.
Amado Padre, en el nombre de Jesús vengo ante ti porque usted es el Dios de la vida.
Mi Señor, hoy vengo delante de ti para darte las gracias porque usted es el Dios que hace todas las cosas nuevas.
Darte las gracias Mi Rey, porque solo usted nos brinda una nueva esperanza.
Vengo ante ti Mi Señor, por esas personas que han estado viviendo por muchos años encadenadas a un pasado que le ha dejado cicatrices.
Padre, hoy te doy las gracias por el agua viva que manas en el desierto de cada persona que lo esté pasando, gracias por las promesas que nos has hecho Señor, gracias Mi Señor por esas puertas que solo usted puede abrir.
Gracias mi Dios, por las oportunidades de aprendizaje que usted nos ofrece, gracias Mi Dios, en el nombre de Jesús.
Amén y Amén.
¡Bendiciones para todos!
Cosas pasadas

