Quieren pescar guabinas sin mojarse los calzones

Los venezolanos estamos tan abrumados por los problemas, que si protestamos un minuto diario por cada uno de ellos, serían insuficientes los 1440 minutos que tiene el día para manifestar nuestro descontento con el gobierno nacional.

Tal vez crean que exagero, pero sólo piensen por un momento y contabilicen los problemas en común que padecemos todos los venezolanos diariamente y ahora sumele los particulares que tiene cada sector social, cada sector económico, cada sector político e incluso me atrevo a incluir a cada sector religioso y que consiguen su origen en un denominador común, llamado gobierno.

En los últimos días han ocurrido tres eventos de significativa importancia.

En primer lugar, el desconocimiento de los derechos laborales de los trabajadores de la administración pública de todo el país, materializado por la ONAPRE; en segundo lugar, la aprobación de la Ley de Zonas Económicas Especiales que promoverá una inmensa asimetría económica en el país y, por último, el anuncio de la cesión de un millón de hectáreas a la República Islámica de Irán para la producción de alimentos para sus ciudadanos.

Todo esto es preocupante, pero más preocupante aún, es que a pesar, que estas tres medidas son indiscutiblemente inconstitucionales, violatorias del derecho público y privado, lesivas a los intereses nacionales y abiertamente perjudiciales para todo los ciudadanos del país, hasta ahora, ningún aspirante de oposición a candidato a la presidencia de la República, ni dirigente nacional alguno, se ha pronunciado, con contundencia sobre estos temas, salvo algunas tibias e intrascendentes declaraciones de unos dos personajes.

«El que quiere pescar guabinas tiene que mojarse los calzones», reza un viejo refrán popular de nuestras tierras llaneras y lo traigo a colación para recordarle a la dirigencia nacional de todos los partidos políticos, sin ninguna excepción, que la base de nuestra relación debe fundamentarse en la reciprocidad, en la solidaridad y el acompañamiento al pueblo en sus luchas y no en líneas lanzadas al vacío.

Otro actor determinante que debe asumir un rol protagónico en este momento es la sociedad civil.

Los grupos independientes, los sindicatos de trabajadores, los gremios profesionales, las cámaras de comercio, las asociaciones de productores agricolas y de ganaderos. Todos deben sumarse a todas las luchas que se den para la recuperación de la democracia.

No hay oposición entre una sociedad adormecida y apática ante la defensa de sus derechos y un individuo oprimido. La violacion de un derecho a cualquier ciudadano es una amenaza colectiva. Hoy son los trabajadores, mañana serán los agricultores, después serán los comerciantes, hasta que la injusticia llegue a ti.

Algo parecido decía el filósofo y poeta alemán Martin Möller en una de sus reflexiones durante la segunda guerra mundial: «Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a buscar a los judíos, no protesté, porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar.»

No esperemos que la injusticia caiga sobre nosotros para protestar, porque tal vez cuando esto ocurra ya estemos solos. La unidad de los ciudadanos es la única fuerza que permitirá hacer frente a esta barbarie.

FROILÁN SÁNCHEZ

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