De caprichos y mitomanía roja

Estaba tranquila la emperatriz ante el duro revés político que recibieron con la Ley del Sistema Tributario, sobre la que tuvieron el tupé de negar su existencia, a pesar que se aprobó en primera discusión y su contenido se regó como pólvora en todo el estado que llegó hasta las mismísimas oficinas del infranqueable Miraflores, lo que originó un regaño de padre y señor mío para su amantísimo esposo, el señor Gobernador.

La invitaron como oradora de orden en Boconoíto, en esa alcaldía cuyo titular es ese “ejemplo de la eficiencia y de la pulcritud administrativa” que es Evelio Montilla, con motivo del cumpleaños de su fundación. Las “masas” le devolvieron el espíritu mayestático y prepotente a quien antes era tan gentil y tan dispuesta al trabajo y a la cooperación, como la define Parra Pinto.

Después de semanas sin sesión presencial, porque los ocho legisladores rojitos lo hacen por whatsapp, sin “la obstrucción opositora”. Pero el martes pasado, exageraron en el maltrato, insulto y descalificaciones contra el parlamentario Pedro García, coordinador del partido El Cambio en Portuguesa, electo por la Alianza Democrática, quien sin abrir la boca recibió la andanada de improperios y groserías, me imagino del malandro y expresidiario rojo y del responsable del zaperoco de las bombonas y de esa brillante gestión en Papelón, primero con AD y ahora con el PSUV, del flamante vicepresidente del CLEP.

García pidió la palabra, porque como legislador es uno de sus derechos fundamentales, como representante de una importante parte de la población y es su deber, pero además de eso, por el derecho a réplica como lo consagran todas las normas de funcionamiento de los parlamentos en cualquiera de sus instancias nacional, estadal o municipal de este país. Pero la emperatriz, la que se cree la última cocacola en el desierto se la negó, pero fue más allá y palabras más, palabras menos, que “mientras no se portara bien, no se le abrirían los micrófonos”, con amenazas incluidas que preocupan a cualquier cristiano, cuando vienen de la voz autoritaria de la esposa de un funcionario, cuyo comportamiento es ampliamente conocido en Agua Blanca y Araure, que se no para en treinta, cuando de darle rienda a sus caprichos y humores se trata.
No mejora nᨠel enfermo.

EL ¿APOTEOSICO? ACTO ROJO

El jueves 22 como hormigas, las busetas transitaban, transportando militantes rojitos y funcionarios de la amplísima burocracia hacia el mítico General José Antonio Páez para escuchar a Maduro por videoconferencia, los pedagógicos y emotivos discursos de Primitivo y Diosdado.

Mara, Edgar Rivero y yo, que veíamos de Acarigua a Ospino a la sesión del Concejo de Ospino con motivo de los 81 años de AD con Carlos Prosperi, contamos como 36 busetas que al parecer veían de Barinas a ese acto zonal, para poder impactar a los suyos, que es el eslabón más débil del otrora desaparecido frenesí rojo. Muchos fueron obligados, lista en mano, como prueban las gráficas que nos enviaron de Esinsep y el memorándum del tristemente célebre Cuatro Pelos. Debemos confesar que las primeras fotos impresionaron, porque gracias al fotoshop, llenaron la tribuna central, la lateral y las gradas. Parecía una multitud, que se dispersó, no sé si por el cansancio o porque ya están hastiados del discurso de odio del protagonista del mazo y segundo vicepresidente del PSUV, alicaído como anda porque todos los astros internos parecen estar alineados para salir del hijo “ilustrísimo” de El Furrial.

Lo cierto es que a lo interno debe haber funcionado. Tratan de elevar el espíritu de una militancia que tienen 15 años sufriendo los embates de una crisis inacabable y ellos recibiendo migajas y unas bolsas de comidas con productos de pésima calidad, hartos siempre de lo mismo, pero a pesar de la cacareada supermillonaria campaña publicitaria, en un acto que debe haber costado miles de dólares, incluyendo el destrozo del estadio.

La guerra interna, el desmedido control del gobierno por parte de los Rodríguez, la escasez de recursos, los servicios públicos, la gasolina y el gasoil, las promesas incumplidas, la voracidad fiscal, la enorme corrupción que no cesa, aunque suenen a estribillo, no pueden ser tapados como el sol, con un dedo. Este país dejó de comerse el cuento chino del socialismo del siglo XXI y la oposición tiene el colosal reto de buscar mecanismos de entendimiento y cada vez más la presión nacional los obliga a enfrentar las primarias con el mayor respeto mutuo, con la mayor amplitud y con una gerencia sana y transparente, lograremos bajarle el moño al régimen. Vamos pues…

IVÁN COLMENARES

Entradas relacionadas