Dos tragedias y una alegría 

Cuánto le ha costado en vidas y exilios, en riquezas súbitas, en destrucción de su ambiente, este socialismo del siglo XXI a la Patria que como decía Andrés Eloy Blanco, “Venezuela, Venezuela, el hijo bueno se te muere afuera y el hijo malo se eterniza adentro”, escrito en tiempos de dictadura.

LA TRAGEDIA EVITABLE

Las Tejerías es una tragedia que se pudo haber evitado. Carlos Genatios, ingeniero, filósofo y exministro, afirma en un twitter que “construcciones en los cauces, ignorando que son quebradas, ríos. Crónica de una muerte anunciada. Sin planificación, sin recursos y las universidades destruidas”. Esa es la explicación técnica, mal de la cuarta y la quinta. Crecimiento urbanístico sin norma y sin autoridad competente, porque siempre se está en campaña por el voto. Pero hay una versión tenebrosa que circula por allí y que se ha dejado colar con las minas de níquel que pudiera haber sido el detonante de este drama, donde 700 viviendas se pulverizaron, van más de 70 muertos y no se sabe aún cuantos desaparecidos. No sería extraño porque cerca de Tejerías está Lomas de Níquel una secuencia de colinas con un pequeño embalse donde desemboca el río Mesía. En 1950, Marcos Pérez Jiménez, declaró la zona como reserva nacional y clausuró la mina. Y adivinen quién ordenó la reapertura. Hugo Chávez en el 2001. Carajo, para variar.

Lo cierto es que es otro hecho criminal de ser así y por ahí van los tiros, de los que escucháremos sólo lejanos sonidos, porque no se investigará nada, como la anunciada y previsible tragedia de Vargas, donde Protección Civil en estudios técnicos, alertaba el gran riesgo, pero la euforia de las victorias consecutivas y aquel grito, empeñado en parecerse a Bolívar, de que, si la naturaleza se opone, nos volvió a pasar por encima. La destrucción del Arco Minero, aquella famosa sequía ¿provocada? de Guri para buscar coltán, el Lago de Valencia, la privatización rojita de Los Roques y Canaima, hasta para hacer fiestas en el Tepuy Roraima, es parte del desprecio de este proceso depredador por la naturaleza y la importancia para las nuevas generaciones.

No tenía nada de raro que Maduro que no sale ni a la esquina, ni siquiera a los desfiles militares, se haya presentado después de varios días, preocupado más por el paso del huracán en Cuba, para mostrar su “pesar” por la tragedia de ese pueblo aragüeño y para impedir la entrada de la ayuda humanitaria de todos los rincones del país a esa población diezmada por el dolor y las consecuencias de esa ruina económica, moral y social.

LA MANO DE HIERRO DE MADURO

Conatel se convirtió en el cadalso de la libertad de expresión instalado por Nicolás Maduro, en el verdugo del acceso y divulgación de la información. Va desde la sutil sugerencia para evitar problemas que ha generado una abominable autocensura y las llamadas de los gobernantes y gobernantas para suspender programas, la clausura de 46 emisoras radiales en los últimos cuatro meses en siete estados del país y la incautación de los equipos a la que el Colegio Nacional de Periodistas califica como es, un robo.

En Portuguesa cerraron tres el año pasado y todo conduce a que la mano que lo solicitó es la de Primitivo. Y el miedo se instaló en los radiodifusores y en productores independientes, que también presionan para que con razón no les quiten la manera de ganarse el pan de cada día. Nos imaginamos una campaña electoral donde no se pueda denunciar las verdades de este desastroso y letal proceso revolucionario. En la sexta república habrá que insistir mucho en hacer cursos de ciudadanía, o como se llamaba antes en bachillerato, Formación Moral y Cívica.

LA GRAN SORPRESA DE CENTAUROS

Había la duda de que con la pasión que despertó en Guanare, aquel histórico Bravos de siempre, algo llenara el vacío que dejó la indolencia de abandonar la más importante obra deportiva de finales del siglo XX, el Coliseo Ciudad de Guanare, con el que le rendimos homenaje a la bujía de ese orgullo y de su campeonato, Carl Herrera Allen, hoy entrenador de Cocodrilos de Caracas. Bueno, Centauros de Portuguesa cumplió su papel. De enigma se convirtió en el protagonista de la supercopa de baloncesto profesional venezolano. Ocupó el primer lugar en la conferencia occidental y llegaron a donde nadie creía que iban a llegar. Un entrenador debutante, guanareño, cinco importados de garra, una banca criolla de postín. Una fanaticada entusiasta que se dejó conquistar por el empeño de sus jugadores y una directiva que merece un aplauso por el esfuerzo. Todo ello, redunda en una exigencia: que Primitivo cumpla su palabra de que, en febrero, los Centauros juegan en un escenario que se merecen y se ganaron a sudor y cesta: El Coliseo Carl Herrera Allen.

IVÁN COLMENARES

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