Las infecciones de las 33 bacterias más comunes son la segunda causa de muerte en el mundo

PARÍS.- No reciben ni la mitad de la atención que merecen. Tres decenas de bacterias comunes provocaron una de cada ocho muertes en todo el mundo en 2019 y solo una, el estafilococo dorado, es responsable de más de un millón de muertes anuales. Todo esto, en un contexto en el que las bacterias se hacen cada vez más resistentes a los antibióticos.

Es la primera vez que se pone sobre la mesa datos tan contundentes que detallan la carga sobre la salud de las infecciones bacterianas. Lo ha logrado una coalición internacional que publicó el pasado lunes 21 de noviembre los resultados de sus investigaciones en la prestigiosa revista científica ‘The Lancet’, con la esperanza de que sean una señal de alarma para la comunidad científica y las autoridades mundiales. 

De los 13,7 millones de muertes provocadas por infecciones diversas en todo el mundo, hay 7,7 –más de la mitad– que las provoca un grupo de 33 bacterias comunes, según datos de 2019. Eso hace que esta agrupación sea la segunda causa de muertes en todo el mundo, solo después de las enfermedades del corazón.

Todo esto, sin contar con la bacteria que provoca la tuberculosis y que se cobró en el mismo año 1,9 millones de vidas. 

Particularmente, hay un quinteto protagonista: el Staphylococcus aureus, Escherichia coli, Streptococcus pneumoniae, Klebsiella pneumoniae y Pseudomonas aeruginosa. Entre las cinco, son responsables de más del 30% de estos 7,7 millones de muertes y más de la mitad de las infecciones. Solo el estafilococo dorado, una bacteria que puede provocar infecciones en varios órganos del cuerpo, tiene en sus espaldas la muerte de más de un millón de personas cada año. 

Antonio Juárez, catedrático de Microbiología de la Universidad de Barcelona, reflexionaba en ‘Science Media Center‘ de España: «El presente estudio permite reflexionar sobre algunas cuestiones actuales acerca de la consideración que presta nuestra sociedad a las infecciones y de los recursos que se dedican a combatir algunas de ellas. Por ejemplo, solo los dos primeros patógenos (S. aureus y E. coli) causaron muchas más muertes que el sida en 2019 (864.000), pero los recursos económicos destinados a luchar contra esta última enfermedad fueron casi 50 veces superiores que los destinados a controlar las infecciones por E. coli.» 

Todo esto se suma al problema de la resistencia microbiana a los antibióticos. Durante décadas, las bacterias han desarrollado formas de protegerse a los tratamientos que deben combatirlas y cada vez hay más infecciones que evolucionan a cuadros graves a raíz de eso. 

Sin embargo, a pesar de lo apremiante del problema, casi no hay investigación sobre nuevos antibióticos que podrían esquivar la resistencia de las bacterias. Según la Organización Mundial de la Salud, solo hay 43 antibióticos en ensayos clínicos frente a más de 5.000 pruebas de tratamientos contra el cáncer.

Entre otros motivos, se esconde que desarrollar nuevos antibióticos es poco lucrativo: son tratamientos que, después de una semana de pastillas, ya no son necesarios. Algo muy distinto a las enfermedades crónicas.

Actualmente, según la Organización Mundial de la Salud, solo hay 43 antibióticos en ensayos clínicos, mientras que existen más de 5.000 nuevos tratamientos en estudio para el cáncer. 

F24/

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