Yaxmin González Jiménez
ACARIGUA.- Un rancho con paredes endebles de bahareque y un techo desvencijado de zinc, en un espacio de apenas dos metros cuadrados, es desde hace tres años el “hogar” de una humilde familia de seis personas que vive en condiciones de pobreza extrema, tras ser desplazada de las tierras que ocupaban en la zona alta de Ospino.
Ligia Elena Jiménez Segovia de 29 años, Fredy Colmenarez de 47, Nilda Segovia de 61 y Francisco Jiménez de 83, junto a dos niños de 4 y 11 años, conforman el grupo familiar que ocupa la precaria vivienda, a orillas de la Quebrada de la Virgen en La Aparición de Ospino y que vive de la ayuda de alimentos y algún que otro medicamento que reciben de almas caritativas ya que ninguno de los adultos consigue trabajo y apenas uno de ellos sabe leer y escribir.

La diminuta vivienda, que carece de los servicios de electricidad, agua por tubería y red de cloacas, no tiene espacio suficiente para camas o cualquier otro mobiliario, de allí que el catre que hay es para que las mujeres y los niños duerman, mientras las hamacas son ocupadas por los dos hombres.
La familia pasa el día bajo el puente en la carretera La Aparición-Ospino, dado que están cerca de la quebrada, donde se bañan y también usan el agua para beber y preparar la poca comida que consiguen en los fogones que han organizado debajo de la estructura vial para resguardarse del sol y la lluvia.
Según cuentan, ellos vivían en una parcela en la zona alta de Ospino y debido a una disputa, una de las hijas de Francisco Jiménez terminó vendiendo las tierras y los dejó en la calle, de allí que dormían en plazas o cualquier lugar público hasta que alguien les cedió el espacio donde residen actualmente.
Señalaron que en diciembre pasado llevaron al anciano al urólogo, gracias a que vendieron un saco de café y le colocaron el tratamiento y una sonda, pero debían volver a consulta para retirarle el conducto y chequear la obstrucción urinaria que presenta, sin embargo no han podido hacerlo debido a que no disponen de los 50 dólares para ir al doctor.
Aunque varias fundaciones y Ong´s han colaborado con alimentos, medicinas y ropa, lo más importante para esta familia es lograr conseguir una vivienda ya que el rancho que ocupan no tiene espacio para mobiliario y enseres y en temporada de lluvias corren el riesgo que les caiga encima o el cauce de la quebrada crezca y los inunde. Asimismo requieren escolarizar a ambos niños ya que ninguno estudia al igual que tampoco lo hizo su progenitora.