El Papa culminó su gira por África con misa en Sudán del Sur: «Rehusemos a responder al mal con el mal para que prevalezca la paz»

JUBA.- Una peregrinación africana bajo el impulso por la paz. El papa Francisco terminó este 5 de febrero su segunda y última parada de su gira africana en Sudán del Sur.

Allí, el pontífice instó a resistirse al «veneno del odio» para que sus habitantes puedan lograr la calma, la seguridad y la prosperidad que los han eludido durante años de sangrientos conflictos étnicos.

“Aunque nuestros corazones sangren por los males que hemos sufrido, rehusemos, de una vez por todas, a devolver mal con mal (…) Aceptémonos unos a otros y amémonos unos a otros con sinceridad y generosidad, como Dios nos ama”, subrayó el máximo representante de la Iglesia católica en un país de distintas tradiciones religiosas, pero predominantemente cristianas.

Durante su estancia en este, el país más joven del mundo tras su separación de Sudán en 2011, el mensaje de Francisco fue insistente y claro: revivir las esperanzas de un cese de enfrentamientos.

En la nación, que se independizó de su territorio vecino, de mayoría musulmana, la espiral de violencia se ha profundizado y no se detiene desde el estallido de la guerra civil en 2013.

“Hemos sufrido mucho (…) Necesitamos una paz permanente ahora y espero que estas oraciones produzcan una paz duradera”, afirmó Natalima Andrea, una madre de siete hijos, que se secaba las lágrima mientras esperaba a que comenzara la misa de Francisco.

Aunque las fuerzas del Gobierno, leales al presidente Salva Kiir, y las filas de la oposición, que respaldan al primer vicepresidente Riek Machar, firmaron un acuerdo de paz en 2018 que comprometía a las dos partes a compartir el poder y formar un Ejército nacional unificado, la implementación de ese pacto ha sido lenta y la violencia entre comunidades rivales y los combates se siguen detonando.

“Queridos hermanos y hermanas, vuelvo a Roma con vosotros aún más cerca de mi corazón (…) Nunca pierdan la esperanza. Y no pierdan ninguna oportunidad de construir la paz. Que la esperanza y la paz habiten entre ustedes. ¡Que la esperanza y la paz habiten en Sudán del Sur!», recalcó el Papa, una postura que repitió durante sus discursos frente al mandatario del país Salva Kiir, desde que arribó a la nación el pasado viernes 3 de febrero.

Su repetitiva petición no sería en vano, ya que en el primer día de la visita papal el jefe de Estado prometió públicamente que reanudaría las conversaciones con los grupos armados que no firmaron el acuerdo de paz hace más de cuatro años.

Si bien se trata de una visita inédita, el primer Papa latinoamericano de la historia ha mostrado un interés de larga data por la estabilidad en Sudán del Sur. En uno de sus gestos más notables, se arrodilló para besar los pies de los líderes del país que antes estaban en guerra, durante una reunión en el Vaticano en 2019.

La unión de las tradiciones religiosas como centro del esfuerzo para llamar al cambio en Sudán del Sur

En un decidido intento por motivar a las acciones, por primera vez en la historia cristiana, los líderes de las tres tradiciones principales del país: católica, anglicana y presbiteriana realizaron una visita conjunta a una nación.

Francisco estuvo acompañado por el líder de la Iglesia anglicana, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el moderador de la Iglesia presbiteriana de Escocia, Iain Greenshields, en lo que fue denominado “peregrinación de paz”.

Edmund Yakani, director ejecutivo de la Organización de Empoderamiento Comunitario para el Progreso, evalúa que la visita de los tres dirigentes religiosos fue un impulso importante para el proceso de paz.

Se trató de una “exposición crítica de nuestros líderes políticos hacia su responsabilidad personal de hacer que la paz y la estabilidad prevalezcan en el país”, remarca el experto.

Francisco, Welby y Greenshields también hicieron un llamado al cambio ante la hambruna en el país, rico en petróleo y, sin embargo, uno de los más pobres del mundo, donde las necesidades humanitarias se disparan para los dos millones de personas que han sido desplazadas por los continuos enfrentamientos.

Las denuncias de corrupción de los organismos de control también están muy extendidas. Un flagelo que una vez más quedó resaltado cuando algunos habitantes notaron el contraste entre el modesto vehículo papal y los lujosos autos de los funcionarios locales.

Sudán del Sur tiene algunas de las reservas de crudo más grandes de África subsahariana. Aun así, un informe de la ONU de 2021 indicó que los líderes del territorio han desviado «cantidades asombrosas de dinero y otras riquezas» de las arcas y los recursos públicos.

La “peregrinación por la paz” urgió a acabar la violencia de género

Los tres líderes religiosos plantearon la difícil situación de las mujeres en un país donde la violencia sexual es rampante, las novias infantiles son un hecho común y la tasa de mortalidad materna es la más alta del planeta.

“Si miramos a Sudán del Sur, solo usaría una palabra: Sudán del Sur es un país patriarcal”, señaló Elizabeth Nyibol Malou, profesora de economía en la Universidad Católica de Sudán del Sur, al citar normas culturales en las que la riqueza se transmite a los herederos varones y las mujeres son obligadas a casarse jóvenes. Un panorama que hace que mantener a las niñas en la escuela sea una lucha constante.

Francisco también llevó esperanza de paz a República Democrática del Congo, la nación con la comunidad católica romana más grande de África. Allí el Papa celebró una misa para un millón de personas y escuchó historias desgarradoras de personas afectadas por la guerra, especialmente en la parte oriental del país.

El máximo representante del Vaticano instó a los fieles a construir «buenas relaciones humanas como una forma de frenar la corrupción del mal, la enfermedad de la división, la inmundicia de los negocios fraudulentos y la plaga de la injusticia».

Reuters/ AP/ EFE/

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