MADRID.- Prácticamente todo el mundo sabe que la práctica de ejercicio físico es uno de los mejores hábitos que existen. Así, tanto como si están completamente sano, como si padeces alguna enfermedad, ten por seguro incorporar la actividad física en tu rutina será ampliamente beneficioso.
Si hay alguna enfermedad que se ve beneficiada con el deporte, es el caso de la diabetes. Así, según la AARP, el ejercicio es muy beneficioso para personas con un diagnóstico de prediabetes.
Concretamente una buena rutina deportiva puede ayudar a evitar que la enfermedad se convierta en una diabetes tipo 2 y así lograr prevenir las graves consecuencias que esa patología conlleva para la salud.
Además, en personas que ya padecen diabetes, el ejercicio también sería beneficioso, puesto que ayudaría a mantener bajo control los niveles de glucosa en sangre.
De este modo, se puede decir que el deporte es bueno para tratar la prediabetes y diabetes. Asimismo, también sería favorable para prevenir ambas patologías.
Tal y como ha descubierto una nueva investigación que ha sido llevada a cabo por la Universidad de Sídney, en Australia, mantenerse activo podría reducir el riesgo de diabetes tipo 2, incluso en personas con un alto riesgo genético de desarrollar esta enfermedad, según publican en el British Journal of Sports Medicine.
Beneficios del ejercicio físico para prevenir la diabetes
Para obtener estas conclusiones, se analizó a un total de 59.325 adultos del Biobanco del Reino Unido. A todos ellos se les colocó un acelerómetro, que es un rastreador de actividad que se coloca en la muñeca, y se les siguió durante 7 años para controlar los resultados de salud.
Pasado ese tiempo, el ensayo concluyó que los niveles más altos de actividad física total, especialmente la actividad física de intensidad moderada a vigorosa, tenían una fuerte asociación con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Concretamente el estudio demostró que practicar más de una hora diaria de actividad física de intensidad moderada a vigorosa podría disminuir en un 74% el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2, en comparación con los participantes que realizaban menos de 5 minutos de actividad física.
Pero las conclusiones no solamente fueron esas, puesto que la investigación también analizó marcadores genéticos asociados a un mayor riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2. En ese caso, las personas con una puntuación de riesgo genético alta tenían 2,4 veces más riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2 que las que tenían una puntuación de riesgo genético baja.
En el caso de las personas con un riesgo genético elevado de diabetes que eran activas físicamente, se pudo demostrar que el riesgo disminuyó, en comparación con quienes no eran activos.
Con ello, se ha podido demostrar que el papel de la genética y la actividad física en la aparición de la diabetes de tipo 2 está bien establecido, puesto que hasta ahora había pocas pruebas de que el riesgo genético de diabetes pudiera contrarrestarse con la actividad física.
Así, aunque no se pueden controlar los genes ni los antecedentes familiares, llevando a cabo un estilo de vida activo, se puede «combatir gran parte del riesgo excesivo de diabetes tipo 2«, explica la profesora Melody Ding, experta del Centro Charles Perkins y autora principal del estudio.
¿Qué actividades físicas pueden prevenir la diabetes?
La diabetes es un problema de salud relevante que afecta a gran parte de la población mundial. Concretamente en el año 2021 había 537 millones de adultos diabéticos en todo el mundo.
Sin embargo, el estudio ha descubierto que el aumento de la actividad física podría ser una forma de prevenir la diabetes, así que a partir de ahora debería promoverse como una estrategia importante en personas con riesgo genético de padecerla.
Algunas actividades de intensidad vigorosa que pueden disminuir este riesgo serían salir a correr, bailar aeróbicamente, ir en bicicleta cuesta arriba o a ritmo rápido y practicar jardinería pesada, como cavar. En definitiva, todas aquellas actividades que puedan hacer que la persona experimente sudor, cansancio y dificultades para respirar.
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