Escuché decir a alguien: «ese es mi orgullo», y buscando en el diccionario de la RAE, conseguí que el orgullo es un sentimiento de satisfacción por los logros, capacidades o méritos propios. También leí, que algunos estudiosos de ese tema, lo clasifican en dos grupos:
-El orgullo positivo: relacionado con la buena autoestima, que nos permite valorarnos y sentirnos seguros de nosotros mismos.
-El orgullo negativo: el que está relacionado con la soberbia y que nos ciega ante nuestros propios errores.
Amados hermanos y amigos, ¿que han escuchado ustedes sobre el orgullo?
Hoy, en nuestras Reflexiones en Familia, nos deleitaremos con tres poderosos versículos sobre el orgullo. Proverbios 8:13 (NVI) dice: “Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso».
En Gálatas 6:4 (NVI), encontramos que: “Cada cual examine su propia conducta; y si tiene algo de qué presumir, que no se compare con nadie”.
Y 2 Corintios 7:4 (NVI), recita: “Les tengo mucha confianza y me siento muy orgulloso de ustedes. Estoy muy animado; en medio de todas nuestras aflicciones se desborda mi alegría”.
Hermanos, la cita de 2 Corintios se pudiera asociar al tipo de orgullo que expresamos por el logro de un ser querido; el mencionado en Gálatas, puede ser la clase de orgullo que sentimos acerca de un trabajo bien realizado; y el de Proverbios, es próximo al orgullo que procede de la vanidad, es pecado y Dios lo aborrece.
«El orgullo ha evitado que muchas personas lleguen a Jesucristo».
Amigos, la Biblia emplea diferentes palabras para hablar de orgullo: arrogancia, altivez, jactancia, pretensión, vanagloria. Todas ellas apuntan a un corazón que quiere honra para sí mismo y no para Dios.
Un corazón orgulloso, no quiere someterse ni rendirse ante nada ni nadie; pero debemos recordar que generalmente después del orgullo, viene la caída. El corazón orgulloso, te hace creer que estás por encima de los demás y hasta te hace olvidar la misericordia que El Señor te muestra.
¡El orgullo, crea un espíritu hipócrita!
Jesús dijo a los fariseos: «¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos; pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre» Mateo 23:27 (NVI)
Queridos hermanos y amigos, debemos recordar que todo, pero todo lo que tenemos, nos ha sido dado por gracia y que sólo al dador de esa maravillosa gracia, es para quien debe ser la gloria.
«Los ojos altivos, el corazón orgulloso y la lámpara de los malvados son pecado». Proverbios 21:4 (NVI).
¡Cada uno de nosotros decide que hacer!
¡Dios les bendiga!