En una popular “red social” vi hace alrededor de 3 años atrás, una entrevista que le hicieron a un deportista de alta competición. El entrevistador, al final de la conversación, le preguntó: ¿Y ahora, que viene para ti? ¡Lo que Dios disponga! El periodista insistió: ¿Pero, cuál es tu camino? Este, sin dudar ni un momento, le respondió: ¡Mi camino es Jesús!
Un rato más tarde y sin más preguntas que hacer, el periodista comentó: “en más de veinte años como corresponsal deportivo, no tengo recuerdo de respuestas tan concluyentes como estas; son ocho palabras que jamás olvidaré”.
El pasado martes luego de un almuerzo en familia, el niño Juniel Hildemaro de cinco años, hijo de unos hermanos en Cristo de mi Comunidad Cristiana Vida Nueva Guanarito, y luego de una pausa en las conversaciones entre adultos, se le escuchó decir hasta por tres veces: “Jesús dijo: soy el camino de la verdad y de la vida”.
Queridos hermanos y amigos, hoy en nuestras Reflexiones en Familia, compartiremos una porción de la Sagrada Escritura, asentada en el capítulo 14 del Evangelio de Juan, versículos del 5 al 7, que en la versión Reina-Valera 1960, dice: “Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto”.
Jesús compartía con sus discípulos y les revelaba que estaba cercano su final; igualmente, les decía que debía regresar al Padre y que no iba a estar más físicamente. A ellos, sus amigos, les invadió una gran tristeza; pero Jesús les animó pidiéndoles que confiaran en Dios Padre, y de tan igual manera en Él; que esa separación física no iba a ser por mucho tiempo y que luego, ellos también irían a la Casa del Padre, porque ya todos conocían el camino. Es allí donde Tomás le preguntó ¿cómo, pues, podemos saber el camino?
Amados, la respuesta dada a continuación por Jesús fue concluyente y reveladora, y puede dejarnos sin más preguntas tal como al antedicho corresponsal. Jesús no te quiere mostrar simplemente el camino; él quiere que conozcas, que Él mismo, es ese camino que te conduce a una relación reconciliadora con su Padre; y que también, Él es la verdad que puede hacerte libre. ¡Conociendo al Hijo, conoceremos al Padre!
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, quien se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo”. 1 Timoteo 2:5-6 (Reina-Valera 1960).
Querido hermano, hay un solo mediador que Dios Padre ha escogido y aprobado, y es Jesús. No permitas que el mundo te imponga intermediarios, no aceptes que nada llame tu atención al buscar la aprobación de Dios; porque solo a través de Jesús hay reconciliación con Dios Padre. ¡La salvación es de Dios y se nos ha dado por medio de Jesucristo!
Querido amigo, hoy te invitamos a que pases de saber de Jesús tal como sabía Saulo de Tarso; a conocer a Jesús, tan igual como lo hizo el apóstol Pablo luego de ser transformado por el poder de Dios. Recordemos que el sacrificio en la cruz fue para acercarnos y conocer a Dios, y así quedó inscrito en Efesios 2, verso 13: “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo”.
Sí amados, su preciosa sangre que además de acercarnos, nos limpia de todo pecado y nos ayuda a vivir de acuerdo con su verdad y su justicia; esa sangre derramada por nuestra libertad, y que hoy nos brinda una esperanza viva en Cristo.
“Hermanos, la sangre que Jesús derramó al morir nos permite ahora tener amistad con Dios, y entrar con toda libertad en el lugar más santo. Pues, cuando Jesús murió, abrió la cortina que nos impedía el paso. Pero ahora Jesús está vivo, y por medio de Él podemos acercarnos a Dios de un modo nuevo y distinto”. Hebreos 10:19-20 (Traducción en Lenguaje Actual).
¡Bendiciones infinitas para todos!
