¡Con inicial minúscula!

DAVID FIGUEROA DÍAZ /

      A diario aparecen en las redes sociales llamativos flayers e interesantes   videos contentivos de enunciados y de ejercicios con la finalidad de aportar elementos para una mejor escritura y una buena expresión oral, lo cual es plausible y satisfactorio, pues demuestra que a pesar de la aparición frecuente de impropiedades gramaticales y lingüísticas, hay un creciente interés por deshacerse de ellos.
    La mayoría de los que he visto y oído, me han servido para disipar algunas dudas, pues el hecho de que maneje con relativa facilidad este tema, no me permite sabérmelas todas; siempre habrá algo nuevo y bueno. Eso último debería ser el criterio de toda persona cuya ocupación habitual esté relacionada con la comunicación social y la educación.
     En esa gama están periodistas, articulistas, columnistas, locutores, publicistas, educadores y otros profesionales, muchos de los cuales son brillantes en su oficio; pero a la hora de escribir o de hablar muestran su gran debilidad en algo tan importante como redactar bien. Una buena redacción, lo digo una vez más, no requiere grandes conocimientos, sino la aplicación de lo básico y lo fundamental que se adquiere en las diferentes etapas de la educación formal. Lo demás llegaría por añadidura, siempre que haya interés por mejorar cada día.
     Los flayers y los videos a los que aludí en el primer párrafo de este artículo, son utilísimos, dado que muchos están estructurados en forma de preguntas, lo cual induce a indagar para escoger la respuesta correcta; otros solo muestran las definiciones que recogen los diccionarios, en especial el DLE (Diccionario de la Lengua Española). Aunque por lo general son un gran aporte, no todo lo que en ellos se diga o se escriba, deberá ser tomado como la verdad y nada más que la verdad.
     Casi a diario me encuentro con ese tipo de publicaciones; las analizó, las disfruto; y si no tienen nada inapropiado, las publico en mi estado de  WhatsApp, en mis redes sociales y se las hago llegar a muchas personas a las que regularmente les envío, además de esta columna, material que les pueda ser útil para adquirir soltura en eso de escribir bien y hablar de mejor manera.
      Pero hay que tener cuidado, ya que algunos (muy pocos) están elaborados con criterios meramente puristas, otros están desactualizados y, en el peor de los casos, equivocados. Por eso, antes de difundirlos, es prudente analizarlos y persuadirse de que lo publicado no contribuirá a generar más dudas. El purismo no es malo; solo que en esto de la gramática y la lingüística, en determinadas ocasiones podría ser contraproducente.    
     Hace algunos días leí un flayer contentivo de un tema al que le he dedicado varios artículos en este trabajo de divulgación periodística, además de comentarios en talleres de redacción y en otras dinámicas, como lo es el uso de las letras mayúsculas y minúsculas que, en mi opinión, es una las faltas más frecuentes en los medios de comunicación y otras áreas, especialmente en cartas y oficios del ámbito gubernamental. ¡A todo o casi todo le colocan inicial mayúscula!
      Existe una gran vacilación sobre si cierta y determinada palabra deberá escribirse con inicial mayúscula o minúscula. El meollo del asunto está en que a muchos redactores se les dificulta saber qué es un nombre propio y qué es uno común. Si no se tiene dificultad para distinguir entre uno y otro, entonces será muy fácil aplicar la regla que establece el uso de inicial mayúscula solo en nombres propios de personas, animales o cosas (cuarto grado de educación primaria). De esa forma se evitaría el uso de mayúsculas innecesarias, de esas que ajan y envilecen la escritura.
     El uso inadecuado de mayúsculas se reduciría cuando se entienda que los días de la semana, los meses del año, las estaciones y los gentilicios se escriben con inicial minúscula, a menos que con ellos se inicie un escrito: «El venidero lunes comenzará la campaña de vacunación», «El médico atiende los lunes, miércoles y viernes»; «La elección de gobernadores en Venezuela será a finales de mayo de 2025»; «El equipo permanecerá inactivo durante el venidero otoño». Se escriben con mayúscula cuando forman parte de nombres de festividades, fechas históricas, espacios urbanos, instituciones, organizaciones, etc.: «Viernes Santo», «barrio 19 de Abril», «plaza 5 de Julio», «Primavera de Praga».
     Gentilicio, que no es lo mismo que gentío, es el nombre que recibe una persona o cosa inanimada, en relación con el lugar un geográfico: venezolano, español, acarigüeño, guanariteño, gracitano, regiomontano, aguascalentense, fluminense, vegabajeño, gaditano, etc. He aquí varios ejemplos: «Los venezolanos en las grandes ligas han comenzado a hacerse sentir desde el comienzo de la temporada», «Antonio Rebollo fue el arquero paralímpico español que lanzó la flecha de fuego que encendió el pebetero en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992», «Los dominicanos están consternados por la muerte del merenguero Rubby Pérez».               
     Lo anterior es un brevísimo repaso del uso de las mayúsculas y minúsculas, con el que podrán aclararse dudas y evitarse uso inadecuados, que es la obligación moral de toda persona que se precie, especialmente, de comunicador social o educador. ¡Más fácil, imposible!                                                    

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