Adelanto de elecciones, otro golpe a la Constitución y una jugada peligrosa para la estabilidad del país

El pasado jueves 13 de abril de este año, en un acto de conmemoración de los hechos que retornaron al poder a Hugo Chávez, luego del golpe de Estado del 11 de abril, Nicolás Maduro, dejó entrever la posibilidad, que las elecciones presidenciales se realicen este mismo año 2023 y no como lo establece la Constitución.

Ante la eminente derrota que se le avecina, Maduro juega a desequilibrar la estrategia unitaria de la oposición planteada a través de las elecciones primarias a celebrarse el próximo 22 de octubre, según ha anunciado por la comisión nacional que rige estos comicios y donde saldrá el candidato único opositor, con una casi segura probabilidad de convertirse en el nuevo inquilino o inquilina de Miraflores.

Los temores y el desespero de Maduro son evidentes, su bajo nivel de popularidad y el gigantesco rechazo que muestran las más reconocidas encuestadoras, ha hecho que se planteé, así como en el año 2018, una nueva violación a la Constitución, aun cuando esto signifique un empeoramiento de la situación interna del país, otorgado por el desconocimiento internacional de su legitimidad como Presidente de Venezuela.

Nuestra constitución establece en su artículo 230, que el período presidencial, es de 6 años y que la única manera de realizar unas elecciones antes de ese lapso es a falta absoluta del presidente antes de cumplir la mitad del período, de acuerdo al artículo 233 de nuestra carta magna.

Este nuevo intento de golpe a la Constitución es una jugada peligrosa para la estabilidad política, social y económica del país, ya que toda acción derivada de ella sería violatoria del ordenamiento jurídico vigente y, por consiguiente, nula desde todo punto de vista, cosa que no podemos permitir ningún venezolano.

Al CNE, le corresponderá cargar con la responsabilidad de la materialización o no de esta aberrante idea, mientras que los líderes opositores deben desde ahora hacer frente a la propuesta y advertir a la comunidad internacional sobre sus riesgos, para frenar a tiempo las pretensiones de Maduro.

Como dice el cantor del pueblo Ali Primera en su canción Abrebrecha: «que ya sopla el viento de agua y que hay que espantar el perro antes que se eche la miada».

Por Froilán Sánchez

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