MADRID.- El teléfono móvil se ha convertido en una extensión de nuestra mano y, en muchos casos, de nuestra mente. Desde que nos despertamos hasta que cerramos los ojos por la noche, esta pequeña joya tecnológica es lo primero y lo último que ven muchas personas.
De acuerdo al INE, el móvil ha conquistado el corazón, o mejor dicho, los hogares, de casi toda España, estando presente en el 99,5% de ellos. Esta omnipresencia nos da una idea clara: nuestro móvil no es solo un aparato; se ha convertido en un compañero inseparable.
Sin embargo, como toda gran historia de amor, nuestra relación con el móvil tiene sus altos y bajos. No es todo rosas y mariposas; hay espinas en este romance tecnológico. Uno de los aspectos negativos es que la luz del móvil, que se conoce como luz azul – también la emiten otros dispositivos – puede estar acelerando el proceso de envejecimiento de tu piel.
El juego de colágeno y elastina
La piel se compone de diferentes capas y estructuras que la mantienen elástica y firme. Dos componentes clave son el colágeno y la elastina. La luz azul de los dispositivos móviles puede desencadenar una respuesta en nuestra piel que lleva a la sobreproducción de ciertas enzimas llamadas metaloproteinasas. Estas enzimas, cuando se descontrolan, rompen el colágeno y la elastina. ¿El resultado? Una piel que pierde su firmeza y elasticidad, conduciendo a las arrugas.
La historia de melanina
La melanina es lo que da color a nuestra piel, cabello y ojos. Cuando nuestra piel está expuesta a la luz azul, se activan células específicas llamadas melanocitos, que a su vez producen más melanina. Este aumento en la producción puede causar hiperpigmentación o manchas. Especialmente, aquellos con fototipos de piel más oscuros (que ya producen más melanina) o personas con la piel más sensible, como las embarazadas, están más en riesgo.
Los radicales libres
Si tuviéramos que identificar un gran malo en el mundo del cuidado de la piel, serían los radicales libres. Son moléculas inestables que buscan dañar estructuras celulares, como la matriz extracelular de nuestra piel. La luz azul es experta en estimular la formación de estos radicales libres, y su daño se traduce en pérdida de firmeza, elasticidad y, en última instancia, envejecimiento prematuro.
Consejos para estar protegido
La prevención es la clave. Al igual que nos protegemos del sol usando protector solar, los productos con ingredientes específicos, como antioxidantes, pueden defender nuestra piel contra los radicales libres inducidos por la luz azul. Busca cremas y serums que contengan vitamina C y E, que son conocidas por su capacidad para combatir estos villanos moleculares.
Además, reducir el tiempo frente a la pantalla no solo beneficiará nuestra salud mental, sino también la salud de nuestra piel. Establecer límites, como descansos regulares cada hora, puede hacer maravillas.
Por otra parte, la tecnología también puede ser nuestra aliada. Muchos dispositivos ahora ofrecen modos de luz nocturna o filtros que reducen la emisión de luz azul. Utilizar estos ajustes, especialmente durante las horas nocturnas, puede ser un salvavidas para nuestra piel.
Finalmente, una dieta rica en antioxidantes —pensemos en frutas, verduras y nueces— puede ofrecer una defensa interna contra el daño de la luz azul.
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