Yaxmin González Jiménez
ACARIGUA.- El cierre de los «centros de tortura» y la liberación de más de 300 personas detenidas por disentir fue la demanda hecha por activistas y organizaciones de derechos humanos de Portuguesa durante el pancartazo realizado en la avenida Libertador de Acarigua, como parte de una cruzada nacional llevada a cabo simultaneamente en Zulia, Carabobo, Lara, Táchira, Miranda y Guárico para abogar «por una Navidad sin presos políticos»
Al respecto, Mahycol Linárez, activista de DDHH y organizador de la jornada -promovida por la organización Voces del Helicoide- señaló que el objetivo es darle voz a esas más de 300 personas que se encuentran privadas de libertad en todo el país y sometidas a tratos crueles e inhumanos e incluso, torturas, tal como se ha evidenciado en informes elaborados por la Organización de Naciones Unidas.
«Desde Portuguesa elevamos nuestra voz para que esa gente pueda pasar navidad junto a sus familias, en sus casas, así como le exigimos a Nicolas Maduro el cierre del Helicoide y de todos los centros de tortura que operan en el país, ya basta de la persecución contra la disidencia política», enfatizó al tiempo que instó a la ciudadanía a no dejar solos a los presos políticos ya que «el día de mañana puede ser cualquiera de nosotros si no alzamos nuestra voz para reclamar nuestros derechos, por el simple hecho de pensar diferente al criterio del gobierno».
Por su parte, Maria Teresa Piñero Suárez, coordinadora de la Red de Mujeres Portuguesa, abogó por las 26 féminas que se encuentran detenidas injustamente por tener alguna relación con algún procesado por disidencia política. «Hoy en día solo 6 han sido sentenciadas y el resto está a la espera de un procedimiento judicial por demás viciado, donde no se le han respetado sus derechos humanos y que tampoco se ha comprobado que se encuentren incursas en algún hecho punible o delito», dijo.
La activista de derechos humanos hizo un llamado al gobierno acerca de las condiciones infrahumanas en las que se encuentran estas mujeres, toda vez que «muchas sufren por precarias condiciones de higiene, no tienen acceso a agua potable ni siquiera en su fase menstrual y muchos menos una buena alimentación, es algo atroz para estas venezolanas a pesar que no se les ha comprobado delito alguno».

