MANCHESTER.- El Manchester United, finalmente, sumó de a tres en esta nueva temporada de la Premier League al vencer 2-1 a su clásico rival de Inglaterra, el Liverpool, quienes aún no pueden arrancar y sumar puntos pesados, y esto le da oxígeno a su técnico Erik Ten Hag, quien tuvo el coraje de dejar nuevamente en el banco a Cristiano Ronaldo.
Con Carlos Henrique Casemiro en el palco como testigo, el Manchester United encontró su mejor versión, enterró su racha negativa y se exhibió ante un Liverpool que solo inquietó al final y que languidece ya en la clasificación.
La llegada a Old Trafford del excentrocampista del Real Madrid es un aliciente nuevo para la afición de Mánchester, una ilusión para un público que no ha visto más que malas noticias para su equipo en los últimos tiempos y que necesita motivación. Y le dio suerte al conjunto del neerlandés Erik Ten Hag que realizó su mejor partido de la época reciente.
Lo hizo sin Cristiano Ronaldo, suplente y solo presente en desde el minuto 85, cuando el partido se reabrió con el gol de Mohamed Salah y el cuadro «Red» arrinconó a los locales, insospechado colista de la clasificación después de las sonrojantes derrotas ante el Brighton y el Brentford.
Pero en el momento oportuno, el United aprovechó la visita de su máximo rival para despegar y trasladarle las dudas a su adversario. Los de Liverpool llevaban ocho partidos sin perder ante los «Red Devils». Cinco victorias y tres empates resumían el cara a cara reciente entre ambos.
Pero el United acabó con la racha a lo grande con una gran motivación y guiado por todo el talento que parecía oculto. En el otro lado, se acentuó la crisis de un equipo que no conoce la victoria en lo que va de curso -solo pudo empatar ante el Fulham y el Crystal Palace- y que perdió por primera vez en la Premier en lo que va de 2022. Un equipo completamente desconocido.
Lejos de ofrecer un inicio dubitativo y depresivo condicionado por las dos derrotas en sus dos primeros partidos, el Manchester United abrumó a su rival en medio de un ritmo alto que los visitantes tardaron en asimilar.
Dio la sensación de que el once establecido por Ten Hag sin CR7 ni Harry Maguire, que pagaron los platos rotos de la goleada ante el Brentford, quiso impresionar a Casemiro, instalado en el palco de su nuevo estadio después de pasearse por el césped en los preámbulos para saludar a su flamante afición.
Se comió el United al conjunto de Jurgen Klopp que no tenía en sus filas al uruguayo Darwin Núñez, sancionado, el portugués Diogo Jota o al centrocampista español Thiago Alcántara, lesionados.
Las oportunidades se acumulaban en el área del visitante. El joven Anthony Elanga era un vendaval por su carril, el izquierdo, y fue por ahí donde encontró una buena opción. A los diez minutos pudo marcar en un balón dividido al borde del área al que llegó antes Bruno Fernandes para cedérselo al sueco que disparó directo al palo con Alisson ya batido.
Pero seis minutos después llegó el primer gol. El propio Elanga se quedó solo por la izquierda y envió la pelota al corazón del área, donde estaba Jadon Sancho que desplegó todo su talento para finalizar a la perfección: detuvo el balón y James Milner cayó al suelo ante los amagos del atacante; Virgil Van Dijk no reaccionó y el jugador local tiró colocado hacia la red.
No había noticias del Liverpool. Mohamed Salah estaba desaparecido, así como Luis Díaz, y a Roberto Firmino no le llegaba el balón. Una falta lateral de Chrsitian Eriksen pudo suponer el segundo de los locales, pero Alisson estuvo atento.
Despertó el conjunto de Klopp en el tramo final antes del descanso cuando el Manchester United empezó a acusar el esfuerzo de toda su intensidad. Pudo empatar en una mala carambola. Un mal despeje de Bruno Fernandes que evitó el argentino Lisandro Martínez al sacar la pelota en la línea de gol.
Ten Hag oxigenó su ataque y movió el banco en el intermedio. Quitó a Elanga, de los más destacados, pero no recurrió a Cristiano. Sacó a Anthony Martial, artífice del segundo gol de los diablos rojos, ya que asistió al espacio a Rashford que se marchó en una contra y batió otra vez a Alisson.
El partido enloqueció. Pudo firmar el tercero el United, inspirado, mientras el Liverpool y su entrenador estaban desbordados, sin recursos ni sin solución. Solo empujó por inercia, sin sentido y sin exigir a David De Gea hasta el minuto 82 cuando encajó el gol de Mohamed Salah que aprovechó un rechace a una gran parada tras un tiro de Fabio Carvalho.
Eso cambió el panorama. El Liverpool creció y el United sufrió. Ten Hag recurrió a la estrella portuguesa que salió en el 86 junto a Aaron Wan-Bissaka y Donny Van de Beek para contener el empuje a la desesperada de los visitantes y rematar la faena ante cualquier espacio. Le fue bien. Contuvo el empuje y amarró el triunfo. El Manchester United respiró y el Liverpool se hunde.
EFE/