LES PRAERES.- Son sólo cuatro kilómetros, pero qué cuatro kilómetros los de la subida terrorífica final de la novena etapa a Le Praeres en el Principado de Asturias. 15 minutos de ascensión a una pendiente media del 13% y con rampas máximas del 24%, donde la carretera se convierte en un auténtico muro que no todos los mejores escaladores del mundo podrían coronar. Un acto final del día, previo a los 167 kilómetros previos, en los que la jornada se fue cociendo a fuego lento hasta alcanzar su punto de ebullición exacto en las duras rampas en las que Simon Yates ganó y ató la edición de La Vuelta de 2018.
Un escenario en el que nadie puede esconderse, en el que los más fuertes encuentran el terreno propicio para mostrar su poderío y en el que a los ciclistas menos sólidos se les ve rápido las deficiencias.
Tras dejar atrás los primeros cuatro colosos del día, entre ellos el Mirador de Fito (1ª categoría), y después de que la carrera se rompiera en la primera dificultad montañosa del día, el Alto del Torno (2ª categoría), el pelotón llegaba roto y estirado a la ascensión final del día. A los temidos últimos 3,8 kilómetros. A los esperados últimos casi 4.000 metros, sobre un asfalto rugoso, repleto de emocionados aficionados, por momentos de hormigón y de gravilla. Un marco en el que la victoria y las exhibiciones adquieren tintes de épica.
Dos eran los focos de la carrera. Por delante, saber cuál de los escapados iba a ser el más fuerte, cuál había conservado las fuerzas después de un día agónico. Por momentos parecía que la gloria del día iba a ser para el italiano Samuele Battistella (Astana), uno de los corredores más persistentes en las últimas fugas, pero a su altura llegó el sudafricano Meintjes, que supo leer mejor la carrera y conservar mejor las fuerzas, para superarle e irse directo a por la victoria, coronando el coloso de Les Praeres con un minuto de margen sobre el italiano.
Evenepoel, sin rival por el momento
El otro foco del día, las miradas más cercanas, se concentraban en el pelotón, el equipo del líder, Quick-Step, había ejercido el control. Su manada de lobos aceleró el ritmo de forma brutal antes de Les Praeres, con un Julian Alaphilippe que de nuevo hizo el trabajo ‘sucio’ para Evenepoel. En la previa, el joven caníbal reconocía que le gustaría ganar la etapa, que sabía de la importancia de escoger bien el momento de atacar. Y así fue cuando ya a la entrada del puerto atacó, sin esperar a que nadie le hiciera el trabajo, adelantándose a sus rivales y demostrando quién es el que manda, examinando ya a sus rivales desde la distancia. Enric Mas y Primoz Roglic sufrieron, pero quizá no tanto como se podía esperar después del brutal ataque de Remco, con unos espléndidos, un día más, Carlos Rodríguez y Juan Ayuso, que a sus 21 y 19 años están demostrando su categoría.
Zarpazo, quien sabe si definitivo de Evenepoel en La Vuelta, que ya aventaja a 1’12» a Enric Mas, con Primoz Roglic a 1’53» y un fantástico Carlos Rodríguez que mantiene la cuarta plaza de la general por delante de Juan Ayuso. Tres españoles entre los cinco primeros, para frotarse los ojos.
Este lunes, jornada de merecido descanso, a la espera de la importante contrarreloj del martes en Alicante, en la que Evenepoel y Roglic parten con ventaja, pero en la que Juan Ayuso ya ha demostrado desenvolverse bien. La Vuelta está apasionante.
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