Barça goleó al Sevilla: El Madrid logra el pleno de victorias ante el Betis y asume el liderato de la Liga

MADRID.- Como corresponde a un duelo entre primero y segundo, el Bernabéu disfrutó de un partidazo en su reestreno liguero, decidido por un futbolista en crecimiento geométrico. Rodrygo Goes, santo de la 14ª, se estrenó como titular con una exactitud más propia de un alemán que de un brasileño. Hace lo mejor posible en la jugada. Sirvió dos goles hechos, uno a Vinicius y otro a Benzema, ambos no convertidos, y decidió con un toque preciso, tac, ni muy fuerte ni muy flojo, lo justo para doblegar a Rui Silva y a un Betis espléndido, pese a los apuros en el mercado. Tiene calidad y poso para pelear con cualquiera, aunque pierda a su mejor futbolista por lesión. Canales, Borja, Guido, Álex Moreno… Un adversario temible.

La prueba de que el Betis no es rival menor está en el registro del Bernabéu. Y de Valdebebas, tanto da. Y menos en vísperas del estreno Champions. Cinco visitas consecutivas sin perder de los verdiblancos invitaron a Ancelotti a usar una nueva variable en la medular. Camavinga como interior en lugar de Kroos, y Rodrygo en el extremo diestro, con más ida que vuelta. Más desborde ofensivo y menos ayuda al lateral que Valverde, en un intento por sorprender al otro equipo que cuenta sus partidos por victorias.
La primera acción relevante fue una caída de Fekir en el área ante Carvajal. Sánchez Martínez, puesto en duda por sectores del madridismo, no vio nada y ordenó seguir. Desde el nutrido grupo de béticos, gritos de «así gana el Madrid». Acierto del colegiado, para poner a unos y otros en el lugar de los radicales. Esa acción sí mostró la personalidad del Betis, capaz de reponerse a dos golpetazos en un minuto. Primero, recibió un buen gol, creado por Alaba con un pase extraordinario de 30 metros que resolvió Vinicius como un depredador, con un sombrero sobre Rui SIlva.
Mientras resolvía el VAR si había fuera de juego, Nabil Fekir se retiraba, con las fibras del muslo maltrechas. Por debajo en el marcador y sin su futbolista más desequilibrante. Pues en seis minutos había empatado. Un saque de banda largo de Álex Moreno sirvió a Borja Iglesias para pivotar, descargando a la llegada de Canales que, con la derecha, remató raso, bajo las piernas de Courtois.
Por el 1-1 y por la desatención defensiva que lo provocó, el Madrid canalizó su reacción a través de Vinicius. Protagonista principal del ataque blanco, en banda o en pasillo interior, pudo romper la igualdad en dos acciones espectaculares. En la primera falló lo más sencillo, tras combinar con Rodrygo. Echó el cuerpo atrás y el remate, solo, se le fue arriba. En la segunda, se escapó de Sabaly hacia dentro hasta encontrar la línea de pase para Benzema, que no remató bien.
También pudo estrenar su cuenta goleadora Tchouaméni, en un poderoso cabezazo que sacó Rui Silva con una mano estupenda. El Betis sí acusó en ese tramo la falta de Fekir. Le faltó continuidad en el juego, pero la calidad de sus hombres es indiscutible. Luiz Felipe es un central hecho, Guido controla el tráfico, y Canales es una fuente inagotable de fútbol. Como el centro que no pudo cabecear con precisión Borja Iglesias.
Cuando un buen partido rompe se nota en los detalles. Por ejemplo, la facilidad de Tchouaméni para robar pelotas. Una, otra, otra. Sin descanso. O la inteligencia de Guardado y Guido para ayudar a su defensa. O el talento de Rodrygo para desbordar y servir goles. Otro para Benzema, que no tenía el día. Como en Barcelona. Y acabó con doblete. El Betis, bien organizado, aprovechó la clase de Canales para lanzar contras. En una lanzó a Alex Moreno que acabó blocando Courtois. En otra, tras un córner. ayudó a sofocar el incendio Vincius, generoso en el trabajo defensivo.

Movió primero el banquillo Ancelotti, que metió a Valverde. No retiró a Rodrygo, lo que se suponía cambio natural. Premio. Elaboró la jugada por la derecha el Madrid, filtró Carvajal para Valverde, el ‘Halcón’ sirvió atrás y Rodrygo tocó de primera, cruzado, un pase a la red que sorprendió a Rui Silva. Merecida ventaja blanca, las cosas como son.

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