CARACAS.- Colombia podría estar un poco más cerca de poner fin a sus casi 60 años de conflicto interno. Este lunes, el Gobierno de Gustavo Petro y la guerrilla del ELN retomaron los diálogos de paz en Caracas, Venezuela.
Es el inicio de la ambiciosa política de «paz total», impulsada por el Ejecutivo de izquierda que aspira a culminar las negociaciones que se cancelaron en 2019 por desavenencias entre el Ejecutivo de Iván Duque y la guerrilla.
En una declaración conjunta, las partes acordaron «reanudar con plena voluntad política y ética el proceso de diálogo político», entendido como un reclamo «de los territorios rurales y urbanos que padecen la violencia y la exclusión».
A la cabeza de la delegación del Gobierno de Colombia, Otty Patiño, y en la de la guerrilla del ELN, alias ‘Pablo Beltrán’, que apretaron las manos en un hotel del Cerro Ávila, en las afueras de la capital venezolana.
«No podemos vernos como enemigos, la labor que tenemos es de reconciliación (…) Esperamos no fallar en estas expectativas de cambio», sostuvo Beltrán.
La elección del presidente colombiano para encabezar las negociaciones no fue casual, Patiño es un antiguo guerrillero del M-19 -igual que el mismo Petro-. En 1991, el político participó en la Asamblea Constituyente que consiguió sacar adelante un acuerdo de paz que desmovilizó a guerrillas como el mismo M-19. Por tanto, entiende sobre el funcionamiento de este tipo de negociaciones.
«Estamos comprometidos con las conversaciones con una organización que también quiere la paz (…) Vamos a llegar a puerto seguro… a una paz real», sostuvo Patiño desde el hotel Humboldt.
Esta es la primera ronda de las conversaciones en Venezuela, uno de los países anfitriones junto a Cuba y Noruega, que se irán turnando como sede de los diálogos. Se espera que esta primera ronda finalice a mediados de diciembre.
Los puntos claves de la declaración conjunta
Este proceso de paz no es nuevo, viene de la Administración de Juan Manuel Santos, y comenzó en 2017 en Ecuador. Después pasó a Cuba, hasta ser suspendido en 2019 por el sucesor de Santos, Iván Duque, tras acusar al ELN de negarse a «cesar las hostilidades» y matar en un atentado a más de veinte policías.
Esta dificultad forma parte de la importancia de estos diálogos, en un conflicto todavía activo en algunas zonas rurales del país, que se beneficiarían de un eventual acuerdo.
El primer gran compromiso que han establecido las dos partes es «reanudar el diálogo de paz con plena voluntad política y ética». Es decir, sin segundas intenciones de sabotear las conversaciones y con total predisposición.
En segundo lugar, han prometido construir esta paz a través de una «democracia justa» y con la participación de los sectores históricamente marginados y abandonados por el Estado. La intención es que la sociedad colombiana participe activamente en el proceso.
Otro de los objetivos de estas mesas es conseguir una «paz» duradera, que trascienda cambios de Gobierno en el país, y que integre el respeto de los DD. HH. en todo el territorio. Objetivos muy ambiciosos, según varios expertos, que requerirán de tiempo y dedicación.
El apoyo de la comunidad internacional
Son muchos los países que han visto desde fuera el conflicto colombiano y que han intentado mediar en él. Como antiguo y actual garante, Venezuela, aseguró que «no escatimará esfuerzo» en apoyo a diálogo entre Colombia y el ELN.
«Se han sentado a negociar un acuerdo de paz, y desde Venezuela les decimos, con todo nuestro pueblo, todo el apoyo del pueblo de Venezuela a las negociaciones de paz», sostuvo Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, al respecto.
Pero el país vecino no fue el único que aseguró tener esperanzas en el proceso. El representante especial del secretario general de la ONU en Colombia, Carlos Ruiz Massieu, también celebró el acercamiento entre ambas partes este lunes.
«Celebro el reinicio de negociaciones entre Gobierno de Colombia y el ELN en Caracas. Reitero el apoyo del secretario general, António Guterres, en este proceso y hago un llamado a las partes y a la sociedad colombiana para aprovechar esta oportunidad histórica y profundizar la paz en Colombia», dijo Massieu a través de redes sociales.
Y es que, lo que el integrante de Naciones Unidas denominó como una «oportunidad histórica» podría acercar la reconciliación de las dos partes.
De acuerdo a los datos revelados por la Comisión de la Verdad, órgano encargado de esclarecer lo ocurrido en el conflicto armado, en el que el ELN ha sido uno de los principales actores junto a otras guerrillas como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, ya desmovilizada); grupos paramilitares, bandas criminales y las Fuerzas Armadas del país, la nación contabilizó 450.664 homicidios.
De estos crímenes, grupos paramilitares fueron responsables de la muerte de 205.028 víctimas, el 45 % del total; los grupos guerrilleros del 27%, un total de 122.813 víctimas. Del porcentaje atribuido a las guerrillas, el 4% (17.725 víctimas), murieron por responsabilidad del ELN. En tanto, los agentes estatales fueron causantes de la muerte de 56.094 personas, un 12 % del total.
El total de víctimas, entre desplazamientos forzados, reclutamiento forzoso y de menores, secuestros, violaciones y otros crímenes que se han perpetrado a lo largo de las décadas en el país suramericano por parte de los actores antes mencionados, se eleva a más de ocho millones de personas.
Reuters/ EFE/