EN UNA OPORTUNIDAD, se le preguntó a una Madre: ¿A cuál de tus hijos quieres más? Ella respondió: “Al enfermo hasta que se cure, al ausente hasta que vuelva, al más pequeño hasta que crezca, y a todos ellos hasta que me muera”.

QUIENES DURANTE alrededor de cuarenta años han seguido esta última Antena de cada Navidad por diversos medios de comunicación, deben recordar que en sus primeros años  la dediqué a mis dos hijas Marlin y Linmar, que Dios me permitió tener, junto a mi esposa Reinelda: posteriormente, ese mismo Ser Supremo, aumentó mi dicha terrenal, para por medio de esa dos hermosas hijas,  darme otro regalo maravilloso, como son mi traviesa nieta Enoha, y mi travieso nieto Juan Pablo. Y es a ellos a quienes les he dedicado esta Antena Navideña en los últimos ocho años, edad de esos traviesos chiquillos. ¿Y saben por qué?,. Sigan leyendo.

UN NIETO  es un anhelo convertido en realidad. A ellos les damos los besos que ya no podemos darle a nuestros hijos grandes. Ellos nos dan los besos que ya pocos nos dan.

EN LOS NIETOS  se alarga la vida hacia unos límites de amor que no soñaron.

LOS HIJOS fueron el testimonio, los nietos la confirmación. Por eso se les quiere tanto.

ENOHA, JUAN PABLO, sin lugar a dudas, uno de manera egoísta, desearía que jamás crecieran para siempre tenerlos en nuestra piernas, regañarles cuando “nos molestan”, ver siempre la alegría en sus rostros, cuando El Niño Jesús les trae cada 25 de diciembre una muñeca, una bicicleta, un carrito, una blusa, un pantalón o simplemente un dulce, que ustedes ahora disfrutan con gritos y besos a sus padres y abuelos, pero quiero que sepan y guarden en sus corazones, que a lo largo y ancho de todo el mundo, hay niños de su misma edad que en esta Navidad, debido a la injusticia terrenal, solo tienen un periódico para guarecerse del frio en una humilde casa, o hasta debajo de un puente, sin conocer el sabor de una hallaca o de un pan de jamón.

JUAN PABLO, ENOHA, sus vidas comienzan y sé que en sus corazones solo existe bondad y cariño. Y por eso les dije anteriormente que  de manera egoísta uno desearía que nunca crecieran.

USTEDES COMO NIÑOS no saben distinguir entre lo bueno y lo malo, pero quiero que guarden en sus sentimientos solamente las cosas buenas y tengan presente que siempre existirán personas a su lado que los quieren de verdad, y que esas personas cuando las cosas se ponen difíciles en lugar de soltarlos los agarran más fuerte, Esas personas, queridos nietos, son las personas que deben mantener en sus vidas.

SI, JUAN PABLO, ENOHA, hay que ser agradecidos y jamás olvidar a aquellas personas que nos tendieron la mano cuando los necesitábamos, y creo que es propicia la oportunidad para contarles aquella historia del niño harapiento, huérfano, y sin nadie a su lado, que cada día salía a la calle a pedir un pedazo de pan para comer y era tanta su insistencia que llegó un momento en que nadie le tendía la mano y desesperado tocó una puerta para pedir por lo menos un vaso de agua para saciar su sed y su cansancio, y le atendió una bondadosa mujer, que no solo le dio el agua que le pedía, sino que le obsequió un vaso de leche, que aquel niño agradeció con una tierna mirada, igual a la mirada que aquella dulce dama le ofrendó. Sigan leyendo esta historia.

PASARON LOS AÑOS, y aquel niño logró superar todas sus dificultades, llegando  a ser un respetado médico y estando en su trabajo, le llevaron a una mujer casi moribunda, muy enferma, y al verla le miró a los ojos y en sus adentros dijo “a esta mujer la he visto en otro sitio”. La atendió y gracias a sus cuidados, aquella dama logró sobrevivir y con mucha angustia, cuando le entregaron la factura, le dijo al médico que carecía de recursos para pagarle sus honorarios. Abrió el papel de la factura para, por lo menos, saber el monto de la deuda, y allí solo vio un mensaje escrito a mano que decía: “usted no me debe nada, usted me pagó hace veinte años con un vaso de leche”. Fue entonces, cuando aquella mujer comprendió todo, soltó una lágrima sobre el papel, y ambos se confundieron en un largo abrazo.

ENOHA, JUAN PABLO, aún cuando sean  adultos, les pido que sigan siendo niños, pues ustedes forman parte de ese grupo privilegiado en este convulsionado mundo, cuando Jesús, hace más de dos mil años les reservó una silla a su diestra, al decir: “Dejad que los niños vengan a mí, pues de ellos es el Reino de los Cielos”.

QUERIDOS NIETOS, ojalá ustedes comprendieran la alegría que siento cuando los veo correr y jugar con niños de su edad, sin ningún tipo de discriminación, sin odios, sin rencores y donde todos se sienten iguales, o sea todos son niños. Por ello, Enoha, Juan Pablo, cuando sean adultos, cuando puedan analizar todas estas cosas, quiero que recuerden el mensaje que Dios nos dejó por intermedio de Lucas 14.11: y que muchos de nosotros olvidamos, especialmente nuestros gobernantes. Allí El Creador nos dice: “Todo el que se ensalce será humillado y el que se humille será ensalzado”.

ENOHA, JUAN PABLO, en el mundo, en los últimos tres años, sufrimos una de las más terribles tragedias que hayamos podido tener en nuestras vidas, y que quizás, por ser niños inocentes, ustedes no ponderaron en su magnitud, pese a que esa pandemia llamada Covid 19, nos llevó familiares, amigos,  infinidades de personas que nunca conocimos, pero que también dejaron un rayo de pesar en nuestros corazones y por eso quiero que sigan leyendo.

DIOS NOS PERMITIÓ, en su infinita misericordia, ganarle la batalla a ese nefasto virus, y estamos vivos para darle gracias al Señor de los Cielos por ello, y  en este momento de Navidad y de Fin de Año, les pido que unan sus manos a las nuestras, la de sus abuelos,  la de sus padres y la de todos nuestro familiares, para juntos recordar la oración que el mismo nos enseñó, y decir “Padre  nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino y hágase tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo”.

UN BESO Y UN ABRAZO para todos y todas, a nombre de nuestra familia, pero quiero que sean ustedes, Enoha y Juan Pablo, los que griten ese tradicional saludo ¡Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo para todos”.

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