Olas de calor, inundaciones y hambruna: Las alertas del calentamiento global que marcaron el 2022

GINEBRA.- 1,5°C. Una cifra aparentemente sencilla que se ha extendido en casi todas las conversaciones que atañen al medio ambiente. En esencia se trata de un compromiso de más de 190 países, la base del Acuerdo de París de 2015. Un texto que dictaba que en un esfuerzo global, la tierra no debería superar ese límite de temperatura respecto a la época preindustrial.

Más allá de la promesa, el acuerdo y las líneas esbozadas hace siete años en la capital gala, traspasar el umbral de los 1,5°C traería consecuencias medioambientales devastadoras: sequías prolongadas, lluvias torrenciales, la subida abrupta del nivel del mar y la pérdida de biodiversidad.

Ante este panorama, la ciencia se ha propuesto analizar qué tan lejos está el planeta de alcanzar el objetivo de los 1,5°C.

Teniendo en cuenta las políticas adoptadas por los países y también a nivel mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente asegura que el mundo va rumbo a alcanzar, por lo menos, los 2,8°C en 2100. La cifra preocupa a los expertos, que demandan mayor acción, un pedido que parece toparse con la indiferencia de muchos gobiernos. “Las temperaturas futuras van a depender de las emisiones de los gases de efecto invernadero.

Desafortunadamente en la última década, de 2000 a 2019, las emisiones de estos gases han sido las más altas que hemos tenido en toda la historia de la humanidad”, asegura para France 24 Edwin Castellanos, autor del IPCC y director de Ciencia para América Latina de TNC.

«Si seguimos con las emisiones actuales, la temperatura de 1,5°C podría alcanzarse tan rápido como en el año 2030”, sentencia Castellanos.El crítico panorama también lo ilustra el informe ‘Emissions Gap Report’ de 2022 de la UNEP que rastrea la implementación de los NDC, la Contribución Determinada a Nivel Nacional, de cada país.

Es decir, analiza si los diferentes gobiernos han cumplido con las promesas “básicas” o esa “hoja de ruta” establecida hacia la reducción de gases de efecto invernadero que se hicieron en la COP 26, hace un año.El rastreo deja una conclusión concreta:

“El mundo debe reducir las emisiones en un 45% (a 2030) para evitar una catástrofe global”.Pero la realidad dista de dicho objetivo. “Esto no está pasando, si vemos las emisiones actuales y las recientes, la tendencia es al alza”, asegura Castellanos.De hecho, los niveles atmosféricos de los tres principales gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) alcanzaron nuevos máximos históricos en 2021.

La temperatura del mundo ya es de 1,1°C más que en la era preindustrial. Un aumento que este 2022 dejó algunos indicios de lo que acarrearía superar el margen del Acuerdo de París o incluso de superarlo con creces.Las prolongadas olas de calor desde China a Europa y Estados Unidos, las inundaciones sin precedentes en Pakistán y la hambruna en el Cuerno de África fueron algunas de ellas.

El peso de la inequidad global

La temperatura del mundo aumenta y causa estragos en todas las latitudes, sin distinción. Pero sus responsables y más afectados distan de ser los mismos.

Un solo dato revela las desigualdades entre los países desarrollados y en vía de desarrollo en términos medioambientales. Colectivamente, los miembros del G20, compuesto por las principales economías industrializadas y emergentes del mundo, son responsables del 75% de las emisiones globales de GEI.

La ONU también apunta a que la lista de países contaminantes per cápita, por individuo, está encabezada por las principales economías del mundo como la estadounidense, la china o la rusa.

“Lo que ocurre es que la vulnerabilidad está cercanamente vinculada con los factores socioeconómicos de la población. Entonces, los países menos desarrollados tienen poblaciones en mayor pobreza y por lo tanto en menor capacidad de hacerle frente a estos cambios. Son poblaciones que actualmente ya están viviendo en situaciones precarias y ya tienen problemas para sobrevivir”, asegura Castellanos.Muy por el contrario de los países más contaminantes,

German Watch expone que son, en gran medida, aquellos del sur global los que han sido más afectados por la emergencia climática.Puerto Rico, Myanmar, Haití y Filipinas encabezan la lista de los países y territorios con el mayor índice de riesgo climático a largo plazo entre 2000 a 2019. Esta es una medición que tiene en cuenta el número de fallecidos, las pérdidas económicas y el índice de Desarrollo Humano, entre otros.

Se trata de una deuda histórica. Una que este año ha sido recalcada más que nunca por los países en vías de desarrollo que demandan, a gritos, su pago que no logra saldarse con el paso de los años y a pesar del evidente deterioro de la situación climática.

Una ola de calor sin precedentes?La misma preocupación recorría desde China a Europa y Estados Unidos. El calor se volvía insoportable.

El 2022 dejó imágenes de millones de personas buscando refugios y agua para hacerle frente a las altas temperaturas. Las olas de calor se extendieron en tiempo y en espacio. China vivió la peor ola de calor de su historia. Así lo dio a conocer el Centro Climático de Beijing (BCC), teniendo en cuenta la intensidad promedio de los eventos de olas de calor, la escala de impacto y su duración.

Las altísimas temperaturas se extendieron desde el 13 de junio hasta el 30 de agosto cuando el país encontró cierto alivio con la llegada de las primeras lluvias monzónicas. Una temporada récord, desde que comenzaron los registros, superando los 62 días que se habían presentado en 2013.

En Europa, las olas de calor fueron “inusualmente intensas y generalizadas”, pero no del todo inesperadas. El IPCC ya había advertido que estas serán cada vez más frecuentes y tendrán mayor impacto.

Mayo de 2022 será recordado por miles de europeos por los indicios de uno de los veranos más cálidos en la historia de muchos países del Viejo Continente.

Mientras corrían los días de este mes, llegaba un aire más caliente que el promedio del Sáhara occidental y se desplazaba hacia el norte del territorio europeo. Portugal, España, el sur de Francia y partes del oeste de Italia se veían enfrentadas a temperaturas inusuales.

Los termómetros en Francia marcaban que el país atravesaba el mayo más caluroso desde que comenzó sus registros en 1900 y Portugal no se enfrentaba a ese tipo de temperaturas en más de 90 años. Ese país informó de una ola de calor en la primera mitad del mes y de una «explosión de calor», un aumento repentino excepcional de las temperaturas, poco tiempo después.

La experiencia de mayo encendía las alarmas sobre los meses de verano por venir. Y las preocupaciones estaban lejos de carecer de fundamento. Europa vivió su junio más cálido, junto con el de 2021. España, Francia e Italia se ahogaban con temperaturas que superaban los 40°C.

El panorama en julio estuvo lejos de ser alentador. Una ola de calor intensa y prolongada que comenzó en España y Portugal se extendió más al norte y al este; hacia Francia, Reino Unido, Europa central y Escandinavia. Algunos países registraron el julio más seco de su historia.

Por primera vez en su historia, Reino Unido soportaba temperaturas de más de 40 grados y marcaba un preocupante récord de 40,3 °C en su territorio.

Mientras que el suroeste europeo registraba su julio más cálido. Unos récords de los que nadie puede alegrarse de romper. Y que más allá de las marcas, tiene enormes efectos a nivel social, económico e incluso en la salud.

En el sector agricultura, por ejemplo, al aumentar las temperaturas también lo hacen las sequías y esta falta de agua afecta a los regadíos disminuyendo la productividad de las cosechas y puede provocar a futuro problemas de abastecimiento alimentario”, señala para France 24 Raquel García Monzón, especialista de energía del Programa de Clima y Energía de WWF España. García señala especialmente las afecciones en la salud en poblaciones vulnerables como “los ancianos y los niños”.

De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, al menos 15.000 personas murieron específicamente por calor en 2022 en Europa. Solo en España, las víctimas mortales estuvieron cerca de las 4.000, una cifra similar en Alemania durante los tres meses de verano.

El calor se sintió con fuerza más al oeste del planeta. Estados Unidos recibió una cúpula de calor a principios de septiembre derivando en temperaturas que establecieron máximos históricos.

El fuego se extendió por California haciendo evacuar a miles de sus hogares y poniendo en peligro a los árboles más altos del mundo, las secuoyas, y la fauna del estado.

Solo el 7 de septiembre de 2022, más de 61 millones de personas estaban bajo avisos, alertas y advertencias activas de calor extremo, según el Servicio Meteorológico Nacional.La situación vivida en Estados Unidos dista de convertirse en solo un mal recuerdo.

Los expertos alertan que emergencias como las de 2022 podrían volverse más catastróficas con el paso de los años y poner en peligro más vidas humanas. Ya entre 2004 y 2018, se produjo un promedio anual de 702 muertes relacionadas con el calor en Estados Unidos, según los CDC.

Las inundaciones en Pakistán encienden alarmas

El año 2022 dejó escenas contrastantes. El norte del planeta ardía, y poco después un tercio del territorio pakistaní quedaba bajo el agua. El país asiático vivió unas inundaciones sin precedentes. Un tercio del territorio pakistaní quedó bajo el agua debido a unas inundaciones sin precedentes en 2022.

Más de 1.700 fallecieron a causa de las lluvias y las inundaciones. Unas que afectaron a un total de 33 millones de personas, cerca del 15% de su población. Las inundaciones desembocaron en una enorme crisis económica y social.

Unos 20 millones de personas necesitaron asistencia humanitaria y los daños materiales se calculan en 30.000 millones de dólares, según el Banco Mundial. Y según señala para France 24 Hammad Naqi Khan, Director general de WWF Pakistán, estas afectaron en un 2% la economía del país.

Mientras que un reporte de ‘Relief Pakistan’ estima que los daños totales, los costos directos de los activos físicos destruidos o dañados, superarán los 14.000 millones de USD y las pérdidas económicas totales, los cambios en los flujos económicos resultantes del desastre y valorados en términos monetarios, alcanzarán los 15.200 millones de dólares.

Al mismo tiempo, muestra que las necesidades estimadas de rehabilitación y reconstrucción de manera resiliente son de al menos de 16.300 millones de dólares.

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, sentenciaba: “He visto muchos desastres humanitarios en el mundo, pero nunca he visto una carnicería climática de esta escala”.

Y aunque el punto más delicado de estas inundaciones pasó hace meses, sus efectos continúan siendo evidentes en el país asiático. Según un informe de la ONU del 5 de diciembre, “unos ocho millones de personas siguen potencialmente expuestas a las inundaciones o viven cerca de zonas inundadas”.

F24/

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