Libertades políticas e integración regional centraron debate en VII Cumbre de la Celac

BUENOS AIRES.- Venezuela, Cuba y Nicaragua son hoy día los tres miembros más incómodos de la Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la CELAC. Si en la previa la polémica había girado en torno a la invitación a sus presidentes, durante jornada del martes la discusión sobre ellos tuvo dos tonos bien marcados: libertades políticas e intervencionismo extranjero.

Respecto al primer punto, la discusión viró entre el apoyo y la condena, en ambos supuestos, de manera más implícita que directa.

El más explícito de entre los mandatarios fue el chileno Gabriel Boric, en consonancia con su discurso crítico desde que llegara al poder en Chile. El izquierdista pidió la liberación de los «opositores que aún se encuentran detenidos de forma indigna» en Nicaragua.

Respecto a Venezuela pidió elecciones «libres, justas y transparentes» y señaló en tono general que los atropellos a los derechos humanos se tienen que condenar «independientemente del signo político de quien gobierne».

Mario Abdo Benítez y Gustavo Petro también hablaron al respecto

El presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez llamó a abordar la situación de la diáspora venezolana, sin referirse tan directamente a la situación política del país. 

«No podemos mirar a un lado, cuando más de siete millones de venezolanos han abandonado sus hogares pidiendo refugio», aseveró, recordando que según ACNUR la de Venezuela es la segunda crisis de desplazamiento externo más grande del mundo.

Otro referente de la nueva ola progresista latinoamericana, el colombiano Gustavo Petro, abogó por un «pacto democrático en donde las derechas y las izquierdas no crean que cuando llegan al poder es para eliminar a su contrincante físicamente».

«¿Por qué tenemos que seguir manteniendo violaciones del sistema interamericano a pesar de que nuestros Gobiernos firmaron en el pasado el tratado. ¿Por qué tiene que haber golpes parlamentarios y violentos, por qué presidentes elegidos popularmente hoy están presos cuando deberían estar en este mesa?», se preguntó el mandatario ante los presentes.

Rechazo a los intervencionismos

La situación interna de Cuba quedó eclipsada por las de Venezuela y Nicaragua, pero sí estuvo presente en cuanto al intervencionismo extranjero.

Pese a su postura crítica, el propio Gabriel Boric apuntó que «la política de la exclusión no ofrece resultados auténticos ni durables. Así lo demuestra la historia de nuestra América Latina y el Caribe con el ignominioso bloqueo de Estados Unidos a Cuba y más recientemente a Venezuela».

Una crítica extendida entre los países participantes, especialmente entre aquellos que comparten signo político progresista. Un apoyo agradecido por el propio Miguel Díaz-Canel, presente en la reunión pese a la polémica.

«Agradezco una vez más a esta Comunidad y a sus Estados miembros por su contundente reclamo para que se retire a Cuba de dicha lista (de estados patrocinadores del terrorismo) y se levante el bloqueo», afirmó, al tiempo que insistió en que Cuba «no será amedrentada por tales agresiones».

«El Gobierno de los Estados Unidos insiste en destruir el modelo de desarrollo que soberanamente hemos decidido construir los cubanos, mediante una política cruel, ilegítima, ilegal e inmoral de asfixia económica», fueron sus palabras respecto al bloqueo.

Un alegato contra los sectores ultras de la derecha latinoamericana

Alberto Fernández, presidente de Argentina y actual presidente de la CELAC había afirmado en la apertura de la cumbre que «los sectores de ultraderecha se han puesto de pie y están amenazando a cada uno de nuestros pueblos, y no podemos permitir que esa derecha recalcitrante y fascista ponga en riesgo la institucionalidad».

Fernández se refirió a lo que denominó como “el golpe que vivió Bolivia”, luego de haber asegurado ayer que Argentina no permitirá ataques a la democracia en Brasil en referencia al asalto de las sedes de los tres poderes del Estado brasileño el pasado 8 de enero. Para el presidente argentino, esta defensa democrática es algo “que América Latina se debe y no puede soslayar”. 

En medio de un clima generalizado entre los gobiernos progresista de rechazo a la represión en Perú y al ataque a la democracia perpetrado por seguidores bolsonaristas el pasado 8 de enero en Brasil, Xiomara Castro, presidenta de Honduras, hizo también un fuerte alegato contra la extrema derecha.

«La derecha no descansa. Cínicamente hablan de desarrollo y planifican golpes de Estado. A través de su maquinaria mediática, el boicot económico y la persecución política, el ‘lawfare’, mantienen una agresión permanente contra nuestros pueblos», afirmó.

Castro subrayó también que «desde el Río Bravo hasta la Patagonia estamos librando una batalla común contra el neoliberalismo, a su paso solo ha dejado pobreza, hambre y miseria».

Mayor integración regional

Más allá de las dinámicas políticas, la búsqueda de mecanismos de integración económica regional ha estado también en el centro del debate.

Desde Uruguay, el presidente Luis Lacalle Pou ha sido uno de los más vehementes respecto al tema. Luego de pedir que no se le dé un tinte ideológico a la CELAC y de reconocer que el Mercosur es «vital» para su país, abogó por una zona de libre comercio «desde México hasta el sur de América del Sur».

«Representamos el sentir nacional y bregamos para que nuestros pueblos sean prósperos. ¿No serán momentos de sincerar estas relaciones y que, desde la CELAC, se impulse una zona de libre comercio entre nuestros países, desde México hasta el sur de América del Sur? ¿No podemos avanzar en ese sentido», preguntó el mandatario uruguayo, criticado por sus socios del Mercosur luego de haber iniciado contactos para un tratado de libre comercio con China.

Al respecto de la integración y la unidad también habló López Obrador. El dirigente mexicano aseguró que su gobierno trabaja para la «unidad» de un continente americano «sin hegemonías» y en el que se «respete la independencia» de los países.

Una apertura con llamado a la unidad

Previo a todos estos alegatos, Alberto Fernández había inaugurado la cumbre con un golpe de maza y previa confusión entre la Cumbre de las Américas y la CELAC. Un golpe en la mesa que también se da en lo simbólico con el retorno de Brasil, país cofundador del Grupo de Río, antecedente de la CELAC.

En el discurso de inauguración de esta cumbre, celebrada en Buenos Aires bajo la presidencia de Argentina, Fernández hizo un llamado a respetar la «diversidad» para «crecer juntos».

«Lo único que tenemos que hacer es profundizar nuestro diálogo y respetarnos en la diversidad. Todos los que están aquí han sido elegidos por sus pueblos y en la diversidad debemos respetarnos y crecer juntos», aseveró.

En medio de la nueva ola progresista en América Latina, asentada tras las victorias de Gustavo Petro en Colombia y la vuelta al poder de Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva en Brasil, Fernández resaltó la necesidad de luchar en favor de la igualdad y la Justicia social en la región. Hizo también un llamado de atención ante una democracia “definitivamente en riesgo” y pidió “garantizar la institucionalidad”.

‘Lula’ da Silva y el sonado regreso de Brasil

La mayor expectación de esta cumbre gira en torno a la vuelta de Brasil luego que el expresidente Jair Bolsonaro retirara a su país en 2020 con el argumento de que el foro «daba protagonismo a regímenes no democráticos, como los de Venezuela, Cuba o Nicaragua».

‘Lula’ fue el último en llegar a la reunión este martes y fue recibido con un aplauso unánime del resto de países presentes. Luego de la calurosa bienvenida, el presidente brasileño resaltó que fue bajo sus anteriores mandatos que se impulsó la creación de esta cumbre y que los años de Bolsonaro fueron una “lamentable excepción”.

En consonancia con su homólogo argentino, ‘Lula’ pidió apostar por la integración regional frente a una «realidad inaceptable» de «desigualdades, pobreza y hambre», una muestra del rumbo que se intuye tomará la política exterior brasileña, que tras varios años de aislamiento regional, vuelve a intentar ser vanguardia internacional.

‘Lula’ insistió en que “con sentido pragmático”, la CELAC puede “contribuir mucho” a dar respuestas al mundo ante las cuestiones que lo afligen y a construir “un orden mundial pacífico” mediante la promoción del «diálogo y el refuerzo del multilateralismo».

Las energías limpias son también, según el líder brasileño, un potencial para América Latina y el Caribe.

Polémicas y ausencias

Si Brasil fue la sorpresa positiva, la invitación a los dirigentes de Cuba, Nicaragua y Venezuela había sido el centro de la polémica de la cumbre, dejando claro que el argumento de Bolsonaro en 2020 sigue presente en la región.

Mientras el cubano Miguel-Díaz Canel está presente en Buenos Aires, el Gobierno venezolano confirmó el lunes la ausencia de Nicolás Maduro alegando una serie de planes de ataque contra la delegación venezolana, que finalmente encabeza el canciller Yván Gil.

Pese a ello, Maduro se pronunció este martes al respecto de la cumbre en su cuenta de Twitter. «No habrá amenaza ni agresión que pueda detener la ola progresista que se ha levantado en América Latina y el Caribe para construir la unión definitiva de nuestros pueblos. Venezuela alza su voz bolivariana en defensa de la integración regional», aseguró el mandatario.

Tampoco estarán presentes los presidentes de Nicaragua, el cada vez más aislado Daniel Ortega, ni el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Este último alegó compromisos internos importantes para ausentarse del encuentro, si bien aseguró estar “de acuerdo con lo que se va a plantear”.

“Hay muchas coincidencias, son más las coincidencias que las diferencias que podamos tener», expresó un AMLO que también defendió la no asistencia de Maduro para «evitar las provocaciones» de los medios «conservadores» de Argentina.

Obrador aseguró también en un mensaje que apoya la resolución que salga de la CELAC «hasta por anticipado», porque «es mucho más lo que nos une que lo que nos puede separar».

“¿De qué nos sirve tener a un Estado afuera y simplemente señalarlo con el dedo?»

Consultada el lunes en France 24 sobre la mejor forma de tratar la situación política en Venezuela o Nicaragua por parte de los países de la región, la profesora e investigadora de la Universidad de Monterrey, Magdalena Bas, consideraba que “el diálogo y la negociación son importantes”.

“Esto no implica que no se estén condenando las violaciones a los derechos humanos o en algunos casos que se pueda cuestionar si existe o no una democracia. Pero ese cuestionamiento será jurídico, pero la negociación será política. ¿De qué nos sirve tener a un Estado afuera y simplemente señalarlo con el dedo?”, apuntó Bas.

Para la profesora, “lo mejor es dialogar y poder aportar a esos procesos que pueden ser polémicos o criticables”, apuntó Bas. Por el momento, Caracas y  Managua han salvado la polémica, pero la región aún deberá buscar la forma de que la disputa entre el progresismo y el conservadurismo no impida una integración real a largo plazo.

EFE/

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