«SOY EL MANAGER, USTEDES SON EL EQUIPO». Con esa analogía entre el trabajo gubernamental en equipo y el deporte abrió el Presidente Hugo Chávez Frías el primer acto al que asistí como presidente de la Asociación de Alcaldes de Venezuela. Me resultó inevitable asociar esa frase con el liderazgo del teniente coronel que con boína roja, traje de campaña y apenas 38 años de edad despertó al pueblo venezolano el 4 de febrero de 1992, asumiendo frente a las cámaras de televisión la responsabilidad de una insurrección militar contra el Gobierno de Carlos Andrés Pérez, pidiendo a sus compañeros deponer las armas para evitar más derramamiento de sangre y felicitándolos porque «…nosotros acá en Caracas no logramos controlar el poder, ustedes lo hicieron muy bien por allá…»
AQUELLA REBELIÓN SUPUSO UNA HERIDA MORTAL para el puntofijismo y sembró en millones de venezolanos una semilla de esperanza. El mensaje que ese joven militar envió a los soldados que se encontraban en el Regimiento de Paracaidistas de Aragua y en la Brigada de Valencia caló de manera directa en gran parte de la población: «Lamentablemente, POR AHORA, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital… Vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor. Les agradezco su lealtad, les agradezco su valentía, su desprendimiento, y yo, ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este Movimiento Militar Bolivariano».
A 31 AÑOS DE AQUEL 4 DE FEBRERO recuerdo ese primer encuentro en el Palacio Blanco. El jefe de Casa Militar me dijo «a usted le toca hablar de primero, entre 5 y 10 minutos máximo». Me intimidé un poco y fuí al baño a ensayar mi discurso. Luego estaba pautada la intervención de un representante de los gobernadores, responsabilidad que recayó en la ex gobernadora de Portuguesa, Antonia Muñoz, después la del Vicepresidente de la República, para entonces Isaías Rodríguez, y finalmente la del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela: el Comandante Chávez. Cuando le tocó el turno, el hijo de Sabaneta miró su reloj en la mano derecha y nos dijo: «Se salvaron, hablaré poco. Voy saliendo para Bolivia». Aun así, disertó dos horas.
ERA UN IMÁN EL CARISMA DE CHÁVEZ y así lo reconocieron hasta sus adversarios políticos más reacios. Generaba confianza y de manera muy cercana era un hombre de muy buen humor. Haber sabido interpretar las penurias y los sueños de la mayoría de los venezolanos devino con los años en un respaldo popular arrollador que lo llevó a la Presidencia por la vía electoral, en 1998, pero que comenzó a sentirse tímidamente en 1992, luego de su aparición en la escena política como el Comandante del 4 de febrero. Aunque en 1998 no voté por él y en abril de 2002 caí en la trampa de los sucesos que rompieron el hilo constitucional, admiré siempre su liderazgo y poco a poco fui conociendo y aproximándome a su proyecto de Gobierno, siempre apegado a los ideales bolivarianos de justicia y equidad social, soberanía e independencia de la Patria.
TERMINAMOS HACIENDO EQUIPO en torno al balompié venezolano. Lograr la sede del principal torneo internacional oficial de fútbol masculino en Suramérica le puso los pantalones largos al fútbol nacional y fue una victoria más del «Arañero de Sabaneta». Tuve el honor de acompañarlo desde la Sala Situacional del Comité Organizador de la Copa América Venezuela 2007, primero como Supervisor Nacional de los Estadios, bajo designación de Aristóbulo Istúriz, Jorge Rodríguez y Eduardo Álvarez. Entre refacciones y nuevas construcciones fueron habilitados nueve estadios en Bolívar, Anzoátegui, Monagas, Táchira, Mérida, Barinas, Zulia, Lara y Caracas. Después me encargué de la Presidencia del anteproyecto del Plan Ciudad de la Copa y luego, bajo directrices de Oswaldo Narváez, coordinador General del evento, asumí la producción y conducción del programa Viajando con la Copa América, segmentado en 45 videos que siguen disponibles en Youtube.
TRABAJAR POR UN OBJETIVO COMÚN permitió acercarme cada vez más al proceso revolucionario e identificarme plenamente con su razón histórica de transformar las estructuras políticas, económicas y sociales de la Nación para ponerlas al servicio del pueblo. Fue ese el origen del 4 de febrero de 1992 y el camino que Chávez comenzó a transitar junto al pueblo y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Así lo recuerdo y así se mantiene vivo en el corazón de millones de venezolanos que, 31 años después del POR AHORA, demandan dejar de lado diferencias y posiciones individuales que pongan en riesgo la soberanía de la Patria. La tarea es permanecer unidos y movilizados en defensa de las conquistas, los derechos y la autodeterminación del pueblo venezolano, por encima de la guerra económica a la que nos han sometido en los últimos años ¡Revisión, Rectificación y Reimpulso permanente!
"Si quieres cambiar el mundo, toma tu pluma y escribe".
Martín Lutero.