UNA MUJER DEL SIGLO XX

LA PIONERA DEL FEMINISMO Y DEL PERIODISMO EN VENEZUELA nació con el siglo XX, un 24 de julio de 1900, en una Caracas muy distinta de la ciudad que hoy padecemos y nos padece. Se crió en medio de la ferocidad a la que los gobiernos andinos sometieron al país en la primera mitad del siglo. Tenía ocho años cuando Gómez dio el golpe que lo dejaría en el poder durante 27 años. Su infancia, su adolescencia, su juventud toda, transcurrieron a la sombra de aquella tiranía. Fue ese el fuego político y social que forjó el carácter de CARMEN CLEMENTE TRAVIESO, el que avivó su vocación de lucha contra la injusticia, su verbo agitado y lúcido, si era necesario, o ameno y aterciopelado, cuando el tema lo permitía.

CRECIÓ PRESENCIANDO TODO TIPO DE ATROPELLOS: el cierre continuo de periódicos con líneas editoriales poco favorables al Gobierno, el largo encarcelamiento en La Rotunda de hombres de nuestra cultura contrarios al régimen, las constantes amenazas de muerte a editores y periodistas, la represión rigurosa y generalizada, el cierre de la UCV, los asesinatos políticos y toda una cadena de horrores y atrocidades. Con los años se dedicó a dar cuenta de lo vivido para generar conciencia en la ciudadanía, especialmente en la mujer, sobre el derecho irrenunciable a vivir en una sociedad justa y democrática.

LA PRIMERA REPORTERA DE CALLE DEL PAÍS también fue una incansable luchadora social y militó en todo tipo de organizaciones a favor de la libertad de prensa y del fin de la censura. Fundó en 1935 la Agrupación Cultural Femenina y dirigió por diez años la sección Cultura de la Mujer en el diario Ahora. En su lucha por el pueblo y contra la dictadura, no solo de Gómez, sino también de Pérez Jiménez, fue de las primeras mujeres en unirse a las filas del Partido Comunista de Venezuela (PCV) y terminó siendo víctima de la Seguridad Nacional, largamente interrogada sobre su filiación con la izquierda. Formó parte de partidos y organizaciones tan distintas como la Asociación Venezolana de Periodistas (AVP), el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP), el Movimiento de Organización Venezolana (ORVE) y la Liga Pro-Presos.

TRABAJÓ ACTIVAMENTE POR EL SUFRAGIO FEMENINO y desde la Casa de La Obrera enseñaba oficios prácticos a las mujeres para que pudiesen vivir de su propio trabajo, sin pasar inadvertido que en la red de escuelas nocturnas enseñaba a leer a mujeres analfabetas. Su estilo provocador, a veces lleno de palabras encendidas que buscaban agitar y abrir conciencias, primeramente en las mujeres y luego en los hombres de su tiempo, la catapultó como una luchadora de verbo fogoso al tratar temas como los derechos de la mujer, la defensa de la democracia, la justicia social -en su más amplio sentido- o simplemente la defensa de una casa colonial o un cementerio. Otras veces fijaba posición con una prosa amena, llena de hermosas imágenes, o recurría a crónicas y artículos para plasmar su sensación frente a una estatua, un libro, una obra, los árboles de la ciudad y hombres y mujeres que despertaron su admiración y respeto, entre ellos Arístides Rojas, Luisa Cáceres de Arismendi y Armando Reverón.

LAS AGUAS REVUELTAS DEL PERIODISMO la atraparon o llegó a ellas con los años, quizá por haber sido desde pequeña una gran y devoradora lectora. Con su privilegiada pluma escribió relatos siendo aún muy joven (su cuento «La 27» fue premiado en un concurso de Barquisimeto) y ya como profesional dejó testimonio de su verdadera vocación en innumerables artículos, crónicas, reportajes y entrevistas. Fue redactora y colaboradora de diarios, semanarios y revistas tan disímiles como La Boína, El Imparcial, El Martillo, Ahora, Aquí Está, Últimas Noticias, El Nacional, El Universal, El Heraldo, Unidad, El Tiempo, Frente Obrero y Hoy.

*ENTRE ARTÍCULO Y ARTÍCULO, ENTRE UN LIBRO DE CARMEN Y OTRO, el lector se cerciora de que ese verbo ardiente venía de una extraordinaria venezolana del siglo XX sobre la que quise escribir, a propósito de que estamos celebrando este mes el DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER. Ella, de mirada fija, de expresión a veces ceñuda, interrogativa, como quien intenta desentrañar los secretos del mundo en derredor; otras veces, serena y casi feliz, pero siempre derrochando su naturaleza profundamente humana. Escribió incansablemente hasta la fecha de su muerte, ocurrida en Caracas, en enero de 1983, y al igual que millones de coterráneas, tenía ojos negros, brillantes, chispeantes, de esos que desnudan sed de sabiduría y conocimiento y también hablan de necesidad de justicia social y de necesidad de luchar por ella. Son muchas las Carmen en Venezuela, mujeres ejemplares que dedican su vida y su trabajo al país, a su gente y a sus ciudades, a la entelequia aún inalcanzable de un mundo mejor. A TODAS, MI ADMIRACIÓN Y RESPETO.

                                                       "Si quieres cambiar el mundo,  toma tu pluma y escribe".    
                                                                                                                                           Martín Lutero.

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