ROMA.- Es algo que vive a menudo y que incluso le saca algo de quicio, pero Novak Djokovic, bregado eso sí en mil batallas, volvió a superar una grada favorable a su rival para meterse en los octavos de final del Masters 1.000 de Roma, donde se enfrentará al británico Cameron Norrie (13º mundial).
A pesar de que el serbio, vigente campeón, vive un idilio con el torneo italiano, donde ha levantado seis veces el título, el público llegó un momento que se posicionó a favor de Grigor Dimitrov (33º) y la posible remontada del búlgaro, lo que exigió un esfuerzo extra a ‘Nole’ antes de sellar su pase en tres sets: 6-3, 4-6 y 6-1 en 2h.19′ de juego. El balcánico está jugando en Roma por 17ª vez y siempre ha alcanzado como mínimo los cuartos de final.
En cuanto Dimitrov envió su último drive fuera y confirmó el triunfo del serbio, Djokovic miró hacia la grada de un modo desafiante, como diciendo: «¿Qué demonios he hecho yo para merecer esto? ¡Pero aquí estoy, ganando yo el partido!» Son ya 11 victorias en 12 encuentros contra el búlgaro.
Con 6-2 y 4-2 a su favor, Djokovic tenía el partido encarrilado para atarlo en dos sets, pero Dimitrov se revolvió como gato panza arriba, ganó 12 puntos seguidos y, de repente, los espectadores entendieron que allí todavía había partido.
El público animó con más ímpetu al jugador búlgaro, que no sólo recuperó el break en el octavo juego (4-4), sino que volvió a romper el saque del serbio en el 10º para apuntarse el segundo set (4-6) y forzar el tercero y definitivo.
Cuatro juegos consecutivos resucitaron a Dimitrov, pero Djokovic es mucho Djokovic y, cada día con más rodaje sobre tierra batida, hizo break en el juego inicial de la última manga. Su respuesta de campeón la certificó en el quinto juego, cuando rompió de nuevo el saque de Grigor (4-1) y soltó un grito liberador que invadió toda la pista y fue el preámbulo de su victoria final por 6-1.
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