El “sí pero no” de María Corina

Las posiciones ambiguas de líderes y grupos políticos, sobre todo en sociedades convulsionadas por una crisis general grave, en las que las soluciones no aparecen claras en el futuro inmediato ni mediato, son generalmente asumidas para tratar de nadar en las aguas turbulentas de la política, sin ser arrollado por su fuerza ni sucumbir ante la misma. El manejo de la ambigüedad es casi un arte, que permite no ser señalado entre los responsables de errores comunes y ser incluso percibido como parte de quienes alertaron sobre los causantes de las conductas impropias generadoras de esos errores. Ésta ha sido la principal virtud de María Corina Machado a lo largo de todo este siglo, y es lo que le ha permitido aparecer como no tan involucrada en todos los desastres políticos ocasionados por la oposición extremista venezolana, en este siglo.
Para no ir tan atrás, María Corina, como la llama todo el mundo, apoyó el golpe de Carmona Estanga en 2002, cuyo resultado final fue el control total de Chávez de las fuerzas armadas, pues pudo identificar y deshacerse de quienes dentro de éstas le adversaban fuertemente. Inmediatamente después, María Corina estuvo entre los dirigentes opositores que apoyó la huelga petrolera, que realmente fue un “lock out” organizado y convocado por la directiva de la empresa, y que fue acompañado de un llamado a huelga general indefinida en todo el país, acciones desesperadas luego del fracaso del golpe y que llevaron al gobierno al control absoluto de la empresa nacional fundamental. Ambas acciones, totalmente absurdas e inconvenientes desde todo punto de vista, permitieron al chavecismo controlar hegemónicamente la economía y el poder de las armas del Estado. En ambos errores tiene María Corina una responsabilidad importante.
Desde allí, arranca una suma de otros numerosos desaguisados en los que siguió involucrada protagónicamente la Sra. Machado, siempre con un discurso frontal y agresivo antigubernamental, el cual es percibido por la gente como coherente en el sentido de ser, sin dudas, opositor, una característica que la va haciendo cada vez más visible dentro de las fuerzas opositoras sectarias. María Corina participa en la denuncia de un fraude inexistente en el revocatorio de 2004, que sienta las bases de la desconfianza en el sistema electoral venezolano, situación que se profundiza luego con la abstención opositora en las elecciones de la Asamblea Nacional (AN) en 2005, impulsada también por María Corina, la cual le da al gobierno chavecista el dominio total del Poder legislativo, a través del cual designa, sin contrapesos, al resto de los poderes existentes. Fueron 5 años en los que Chávez hizo y deshizo en materia legislativa.
En 2013, fue protagonista de “la salida”, en la que murieron en acciones destinadas al fracaso una serie de venezolanos de la oposición y del gobierno; promovió todas las actividades golpistas e insurreccionales desde 2015 en adelante: el desperdicio del triunfo opositor en la AN, que aún sigue reivindicando sin autocrítica ninguna; las acciones incongruentes de “Maduro renuncia”, “Maduro colombiano”, “Maduro abandono de cargo”, “Maduro destituido” y un sin fin de locuras propias de adolescentes; su ruego directo a Bush, para que fuerzas militares gringas invadieran nuestro territorio, para culminar en la nefasta tragicomedia, para el país y para la oposición, del interinato de Juan Guaidó y su ya fracasado karma, que terminó por quitarle el resto del manto de honestidad y democracia a todo ese liderazgo, con el cual ya no se pueden ocultar.
María Corina estuvo presente en todas esas acciones frustradas de ese sector de la oposición, por lo cual no puede aparecer hoy como si nada tuviera que ver con ese fracaso. ¡Claro! Siempre, en forma conveniente, aparentó estar a cierta distancia y con palabras críticas a sus compañeros motivadas en distintas razones: no eran lo suficientemente firmes, no se expresaban claramente, no estaban, como ella, dispuestos a todo para sacar a la dictadura, algunos como que lisonjeaban a Maduro, actuando en esa forma tan típica de ciertos venezolanos de “sí pero no”. Sí apoyo, pero no como ellos lo hacen; sí vamos, pero no tan despacio ni en esa misma dirección; sí, está bien, pero no de esa forma. Y así ha logrado hacer creer que los éxitos, ninguno, han sido de ella, pero los fracasos, todos, han sido de los otros. Y ahí la tenemos, punteando el favoritismo de esa oposición.

LUIS FUENMAYOR TORO

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