Soñemos con una Venezuela próspera, pero trabajemos duro para lograrlo

Luego de 23 años de gobierno castro-comunista, la destrucción del país es sencillamente atroz. Llegar a este nivel de miseria colectiva, resultaba inimaginable en la década de los 90, a pesar de los problemas que enfrentabamos en esa época.

Los socialistas del siglo XXI, acabaron con las empresas básicas de Guayana, con la industria petrolera, con el valor de la moneda, con el salario, con el sistema de salud, con la agricultura y la pesca, con las industrias privadas, con el ecosistema en el arco minero, con las universidades y con el sistema educativo, con el sistema financiero, con las carreteras y toda la infraestructura del país, con el sistema eléctrico, con los demás servicios públicos como el agua, telefonía fija y celular, en fin acabaron con todo y para colmo de males, como si no les bastara, con todo eso, ahora quieren acabar con la gente a través de los sueldos de hambre que estableció Maduro el pasado 1° de mayo.

El mensaje para los que aspiran ser presidentes de Venezuela, es que no pueden haber más improvisaciones.

Recomponer el país demanda mucho más que un discurso rudo hacia el gobierno, o un recordatorio extenso de los problemas que vivimos. Por el contrario, los ciudadanos queremos escuchar planteamientos concretos para salir de esta crisis.

Hoy más que nunca, necesitamos la inclusión de los más capaces y no de los más amigos, debemos de dejar de soñar con el éxito y comenzar de una vez por todas a trabajar para lograrlo, sólo con el trabajo de todos, este país se levantará de nuevo.

Reconstruir nuestro país comienza con darnos un nuevo gobierno, por eso el primer paso para salir de donde estamos es votar todos. Pensemos que somos quienes tenemos ese poder de cambiar nuestro destino, sepamos elegir con conciencia y con la convicción de que si damos lo mejor de nosotros mismos, en procura de ese cambio que tanto deseamos, la constancia, el trabajo duro y la determinación de salir adelante, nos permitirá hacer que Venezuela vuelva a ser el gran país que una vez tuvimos y que nuestros hijos y nietos no conocieron.

Por Froilán Sánchez

Entradas relacionadas