QUO VADIS/ DERECHO A LA PEREZA

Nos motiva la conciencia del día a día que observamos en buena parte de las nuevas generaciones, y también ya de algunos no tan generacionales. Indiscutiblemente, el mundo actual se ha venido acostumbrado a la comodidad y en algunos casos a la paciencia de adaptarse, al no poder hacerse nada. En nuestro país venía gestándose una suerte de cultura a la flojera, se comenzó con el sistema del facilismo financiero a través del famoso CADIVI, que permitió abrir la puerta de viajes al exterior para algunos y en otros la obtención del dinero fácil. Esa puerta permitirá más tarde lo que estamos viendo ahora con los movimientos migratorios. A través de ese facilismo, mucha gente pensó que era fácil vivir afuera y gozar de los mejores niveles de vida que existen en otros países. Empero, aún era temprano para la pereza. Luego, cuando ya muchos de los hoy enchufados y corruptos, algunos presos otros viviendo en Miami, España y demás países se hicieron ricos, pues había que cortar esa fuente de dinero fácil y zas, se acabó CADIVI. Allí comenzó el segundo proceso de esta oda a la pereza, pero esta vez, sumergida en esos niveles de necesidades. Vino nuestra perla de oro llamada bolsa CLAP, que conforme a la doctrina del sistema esas siglas corresponde a algo más que una bolsa de comida. Y evidentemente ha sido así, porque esas siglas podrían traducirse como Corrupción Limitada Agarrando Plata, visto las élites que se han aprovechado de enriquecerse con este sistema. En tal sentido, fue ampliándose la pereza hasta llegar a horarios más cortos dentro de la administración pública a los fines supuestos de ahorrar electricidad, en aquellos primeros tiempos de la debacle del sistema eléctrico nacional, al cual hoy, luego de esa preparación, nos llevaron a la dura prueba de CINCO días consecutivos sin energía, obviamente; el resultado era cero error, cero carrera y cero hits, para explicarlo beisbolisticamente, generando un gran entrenamiento a la pereza. Sucesivamente los servicios fueron paulatinamente desmejorando dada la lentitud o la falta de ganas de que funcionaran, tal como meter un frenazo a la dinámica del día a día del venezolano, con ello poco a poco se continuaba gestando la paralización de la industria, el comercio, el campo, la escuela, universidades e instituciones de poder público.
El país comenzó a ver una disyuntiva entre quienes siempre han querido trabajar y los que se habían arrogado su derecho a la pereza. Sobre todo ese derecho ha venido siendo ejercido por los Consejos Legislativos, consejos municipales, oficinas administrativas públicas y en general de todos los funcionarios públicos de alto nivel, porque obviamente los de menor rango y personal obrero, continúan jodidos cumpliendo a cabalidad a veces más que el horario normal. Luego vino la tabla de salvación dentro de todo lo negativo que significó para muchas familias, como lo fue la pandemia del covid; con ella se logró hacer tributo a la pereza obviamente con la aquiescencia del derecho a la salud.
Donde ha habido una pertinaz pereza es la disposición de aceptar las responsabilidades que les toca a estos funcionarios de gobierno. Allí hay ya una estructurada excusa que en el tiempo ha justificado, la ineficiencia e indolencia de cómo se ha ido destruyendo sistemáticamente no solo la existencia material del país, sino también de los valores humanos. Desde la necesaria destrucción de una supuesta PDVSA clasista que justificó el despido de altos funcionarios de carrera, formados por la mejor empresa de petróleo en el mundo, pasando por las expropiaciones del parque empresarial so pena de ser escualidos o de formar parte de gente que no quería al país, amén de las también expropiaciones de tierras para justificar una mejor distribución de las mismas, lo que dio como resultado lo que ahora vemos; hasta la inefable y sublime excusa desde hace cuatro años como ha sido el tema de las sanciones.
Estas formas de derecho a la pereza ha desterrado a un gran cúmulo de venezolanos que no ven oportunidades en su país y que a la vuelta han ido logrando adaptarse a otros países donde, ese derecho a la pereza también es libre, solo que quien lo elija no podrá pretender vivir mejor que quienes trabajan más.
Así que, tú eliges si asumes tu derecho a la pereza y quedarte con lo qué hay hasta ahora y sus excusas, o asumes el trabajo honesto, constante y de estudio aunque sea fuera de nuestra patria mientras se logren los cambios que requiere esta nefasta política. El derecho a la pereza ya es una legislación del sistema del socialismo del siglo XXI. Necesitamos recuperar nuestros orígenes traídos por la generación que inició en el siglo XX, de aquellos venezolanos mezclados con extranjeros llenos de moral, respeto y trabajo. Así derogaremos ese derecho a la pereza.

Rafael García González

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