En 2004, Hugo Chávez en su saludo anual a la Asamblea Nacional, confesó fue quien provocó el paro y crisis petrolera que mantuvo en vilo al país en 2001 y 2002, sin embargo, el mismo chavismo atribuyó por más de 10 años a ese paro los desmanes que existían y continuaban agravándose. La corrupción seguía siendo (es) el principal problema de la nación, siendo recurrentes las denuncias a la par de oídos sordos y ojos ciegos de las instituciones públicas rojas rojitas.
Posterior a la imposición a los venezolanos de leyes prefabricadas, que venían de Cuba y se aprobaron como chorizos a través de leyes habilitantes en los años 2000, 2007, 2010, 2013 y 2015, que empoderaron sin límites a Hugo Chávez y a Nicolás Maduro, el país vio destruir su sistema productivo y tejido social. Una vez más, el castrismo venezolano endilgó culpas a terceros, esto lo llamó “Guerra Económica” cuando, obviamente, la crisis era (es) producto de sus errores, corrupción y premeditación originada por toxicidad ideológica.
Desde 2015 en adelante, la perpetración de elecciones al margen de la ley y la democracia, dieron inicio a las sanciones internacionales, sin embargo, el país ya estaba destruido, éstas no son más que consecuencias a la ruptura del hilo constitucional y democrático en el país, como es de suponer, perpetrado por el chavismo en su afán retencionista del poder ¡y sí! obviamente, los rojos atribuyen estas desgracias a la oposición y aliados internacionales cuando no hay venezolano que no sepa que esto (y todo lo anteriormente descrito) es culpa exclusiva de quienes nos han dirigido por un cuarto de siglo a través de excusas y pretextos.
Tras un cuarto de siglo, en 2024, cuando se avecinan las presidenciales, es lógico suponer que el chavismo se encuentra en su momento más crítico, de mayor repulsión, aunado al mejor momento histórico de la oposición, de la mano de María Corina Machado y Edmundo González. En la campaña electoral fue lugar común observar lo que ha sido el chavismo todo este tiempo: Sembradores de odio, amenazas y división, la campaña terminó de sepultar al chavismo en Venezuela.
Por otro lado, la campaña de Edmundo estuvo caracterizada por mensajes de unión, de paz y reencuentro, de mensajes acertados de reivindicación del trabajo, del estudio, la familia, del enfoque correcto acerca de cómo atender las verdaderas necesidades de la nación. En tal sentido, el triunfo de Edmundo González en estas presidenciales es un hecho prácticamente consumado, no hay forma legal ni legítima que el castrismo venezolano pueda derrotarlo.
Los venezolanos desde hace mucho tiempo se cansaron de ser conducidos por veneradores de excusas, a pesar que han manejado la fortuna más grande manejada por cualquier nación luego de la segunda guerra mundial, dicho sea de paso, sin límites, en control absolutista de las instituciones, recursos y armas del Estado.
Llegó el momento, esta unión de venezolanos en torno a una opción es perfecta/concisa, se tienen las experiencias de años anteriores, una conducción real y corajuda, una sociedad cansada de pretextos y decidida a encaminarse al sueño de la Venezuela soñada, que vea en sus gobernantes aliados, garantes de derechos, libertades… lo contrario a todo lo que ha significado el chavismo todo este tiempo ¡Llegó la hora!
LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ
@leandrotango