Y se fue Vicente Piselli dejando a su amada Guanare entristecida

Para hablar de Vicente o Vincenzo Piselli tendría que hacer muchísima memoria para resaltar lo que fue su gran trayectoria.

Era un hombre a carta cabal, recto, amable y un gran empresario, un buen gerente sin lugar a dudas.

Justo ahora recuerdo unas palabras que una vez me dijo mi extinto colega, amigo y compañero de labores Don Luis Domingo Hilders López, y era que uno como periodista tenía que ser como un océano de sabiduría pero con un metro de profundidad.

Al preguntarle a que se refería me respondió con su voz y manos temblorosas que uno como periodista debía saber de todo un poco.

Pues así era mi querido amigo Vicente Piselli aunque no era periodista sino un reconocido arquitecto, sabía de todo de un poco. Hablar con él era nutrirse de conocimientos, de esperanza, ya que siempre daba alternativas para salir adelante sin pedir absolutamente nada a cambio, salvo un apretón de manos y una sonrisa.

Las veces que pude compartir con Vicente fueron muy amenas. Tuve varias oportunidades y el honor de entrevistarlo ya fuera para el periódico o en mi programa de radio. No era fácil, había que prepararse mucho y muy bien para estar a la altura de sus conocimientos.

Vincenzo fue toda su vida un verdadero gerente en cualquier rol que desempeñó, sea en su empresa o al frente de cualquier equipo deportivo donde con sus habilidades, conocimientos y destrezas lograba los éxitos.

Su educación y trato eran de mucha altura. Por más ocupado que estuviera tenía debajo de su manga unos minutos para escucharte atentamente y luego fijarte su posición. Así era.

Como padre de familia hizo todo lo que le correspondió junto a su fiel esposa Dena.

Pero Vicente tuvo otro gran amor que nunca jamás quiso ocultar. Esa gran amante que siempre tuvo durante su corta vida, fue nada más y nada menos que nuestra querida «Guanare». Amaba con toda su alma y sus fuerzas a esta tierra coromotana, luchando siempre por ella para engrandecerla y darle el sitial de honor que tanto se merece.

Amigo querido puedes irte tranquilo en ese largo viaje sin retorno al paraíso celestial, pues siempre supiste que tus hijos habían heredado tu legado y que ellos seguirán tus pasos en cualquier rol que les corresponda.

Claro que duele tu inesperada partida a lo más alto del cielo azul. Duele muchísimo.

Hoy mi Guanare natal ha perdido a uno de sus hijos que más la amó y luchó por ella. Esta ciudad se siente agradecida y orgullosa de ti.

Gracias por tu amistad, por tu don de gente, por tus consejos, por respetar, apoyar y reconocer mi trabajo y mis luchas en la que siempre coincidíamos.

Pido al Creador Celestial que te brinde la gloria descanso eterno y que al mismo tiempo le de mucha fortaleza y resignación a tus seres queridos.

A veces la vida nos da golpes que parecen ser demasiado fuertes para nosotros. ¡Qué bueno saber que contamos con la fuerza que Dios concede a todos los que le aman!

Los hijos de Dios no estamos solos ante ninguna circunstancia. Deuteronomio 31:8 dice: «El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes».

Adiós mi gran amigo… y te pido perdón por quedarme corto con mis palabras.

Miguel Enrique Villavicencio (Kike).

Entradas relacionadas