El referéndum es un mecanismo de manipulación política, no un acto de defensa de la soberanía

La manipulación de la opinión pública nacional haciendo uso de temas muy sensibles para el colectivo, ha sido la práctica más usada del régimen de Nicolás Maduro.

Consultarle al pueblo lo que en resumidas cuentas es una obligación de ley, no es una torpeza del gobierno es un plan bien diseñado para atacar a los opositores y tal vez encarcelarlos por traición a la patria. Todo lo que esconde el referéndum, es una oleada de descredito, de más inhabilitaciones y de persecuciones al sector opositor venezolano, por no apoyar la sesgada propuesta.

Habrá quienes muerdan el anzuelo como coporo en ribazón, unos por ignorancia y otros por ambición, estos últimos, disfrazados de opositores saldrán a buscar los votos, a cambio de jugosas sumas, aunque se han adelantado pues los vimos, hace unos días en los medios de comunicación del Estado rindiéndole culto al demonio en el mismo infierno.

Voy a intentar profetizar lo que ocurrirá el 3 de diciembre, aunque con lo predecible que se ha vuelto el gobierno no se requiere de ningún tipo de habilidad especial para acertar su telegrafiado proceder.

El día del referéndum le van a exigir a los trabajadores de la administración pública a votar, a los policías, a los militares, a los pocos que les quedan fieles en sus estructuras políticas, a quienes puedan chantajear y amedrentar, todo esto bajo amenaza de despido o de algún tipo de retaliación, para obligarlos a sufragar y luego al momento de dar a conocer los resultados, saldrá el presidente de CNE, Elvis Amoroso, el mismo que impuso las inhabilitaciones ilegales a María Corina Machado, a Henrique Capriles y a Freddy Superlano, diciendo que obtuvieron más de 4 millones de votos, el doble de las primarias de oposición y si son más osados inflaran aún más las cifras.

El problema para ellos es que ya nadie les cree, pueden obligar a todo el que quieran pero en las presidenciales el voto será secreto. Ese afán de hacer está consulta es para demostrar más fuerza que la oposición, cosa que no tienen, por eso este referéndum es un mecanismo de manipulación política y  no un acto de defensa de la soberanía.

Ni Maduro, ni sus ministros, ni los gobernadores del Psuv han defendido nunca la soberanía de Venezuela.

Este mismo gobierno que hoy quiere lavarse la cara en un referéndum por la soberanía de Venezuela, pretendió entregar 1 millón de hectáreas productivas al gobierno de Irán el año pasado, han preferido comprar a países extranjeros azúcar, maíz y otros rubros en perjuicio de la producción nacional y de la soberania agroalimentaria.

Le han entregado nuestros estados fronterizos a grupos irregulares colombianos que operan con completa impunidad y, que en disputa por la explotación de minerales y rutas de narcotráfico en nuestro territorio, fueron asesinados en suelo venezolano los representantes de la segunda marquetalia de las FARC, Jesús Santrich, Gentil Duarte e Iván Márquez, este último único sobreviviente de las acciones bélicas de otros grupos armados de Colombia.

Hay múltiples denuncias de entrega de la soberanía del pais por parte del gobierno de Nicolás Maduro.

Militares y medios de comunicación,ñ que dicen que en la base aérea de Palo Negro en Maracay, existe un contingente Ruso, que imparten órdenes a nuestros soldados, que hay presencia asistida de grupos terroristas cómo Hezbollah en Venezuela y para colmo, a Cuba se le entrega combustible, mientras los venezolanos hacemos colas interminables para surtir gasolina a precio internacional.

¿De qué soberanía hablan?, ¿Cuál es la soberanía que dicen defender?. Si hemos vivido 24 años de políticas entreguistas y saqueadoras de nuestras riquezas por nativos y extrajeros. La soberanía que el pueblo hoy reclama con mayor vehemencia, es la que establece el artículo 5 de nuestra Constitución. El patriotismo es mucho más que fidelidad a un espacio en un mapa, el verdadero patriota es aquel que defiende a su pueblo contra toda injusticia, el que ama a su cultura y respeta sus leyes, lo demás, es hipocresía.

Froilán Sánchez

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