Francisco lamenta que aún «faltan muchos pasos» por dar para garantizar los derechos humanos en el mundo

CIUDAD DEL VATICANO.- “Hace 75 años, el 10 de diciembre del 1948, se firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Y son como un camino a seguir en el que se han dado muchos pasos adelante, pero aún faltan muchos. Y a veces, por desgracia, se retrocede”, señaló tras el rezo en la plaza de San Pedro.

El papa aseguró que “el compromiso con los derechos humanos nunca termina” y por ello quiso mostrar su cercanía por “todos aquellos que, sin proclamas en el día a día concreto, luchan y hablan en primera persona para defender los derechos de los que no cuentan”.

Naciones Unidas celebra este domingo el 75° aniversario de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un texto creado para evitar que se repitieran los horrores de la II Guerra Mundial.

El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de la ONU en París -Nueva York no sería la sede permanente de esas reuniones hasta 1952- adoptó un texto que quería recoger los diferentes derechos del ser humano, empezando por la vida, la libertad y la seguridad, primeros en ser mencionados en su artículo 3.

El Papa también volvió a rezar por los que sufren la guerra y recordó Ucrania, Israel y Palestina y pidió que ahora que se acerca la Navidad, “seamos capaces, con la ayuda de Dios, de dar pasos concretos y pacíficos”

“No es fácil, lo sabemos. Algunos conflictos tienen raíces profundas, históricas, pero también tenemos el testimonio de hombres y mujeres que han trabajado con sabiduría y paciencia por una convivencia pacífica. Sigamos su ejemplo. Hay que hacer todo lo posible para abordar, para eliminar las causas de los conflictos”, señaló.

Y agregó, “mientras tanto, hablando de derechos humanos, protejamos a los civiles, los hospitales, los lugares de culto, liberemos a los rehenes y garanticemos la ayuda humanitaria”.

Por otra parte, Francisco subrayó el valor del “silencio y la sobriedad” y que son esenciales “en las palabras, en los medios y las redes sociales”.

“No son solo adornos o virtudes, sino elementos esenciales de la vida cristiana”, dijo.

En su explicaicón, habló del desierto como un lugar donde “no podemos permitirnos el lujo de detenernos en cosas inútiles, sino que debemos concentrarnos en lo indispensable para vivir”.

Y agregó que “para seguir el camino de la vida es necesario despojarse del más, porque vivir bien no significa llenarse de cosas inútiles, sino liberarse de lo superfluo, profundizar en sí mismo, para captar lo que es verdaderamente importante ante Dios”.

“Podemos preguntarnos: ¿Qué lugar tiene el silencio en mis días? ¿Es un silencio vacío, tal vez opresivo, o un espacio de escucha, de oración, donde custodiar el corazón? ¿Mi vida es sobria o llena de cosas superfluas?”, interrogó el papa a los fieles.

Invitó a “ir a contracorriente” y valorar el silencio, la sobriedad y la escucha.

Añadió: “Si no sabes callar es difícil tener algo bueno que decir; mientras que cuanto más atento es el silencio, más fuerte es la palabra”.

EFE/

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