¡A propósito de las elecciones en Venezuela!

Hay situaciones que de pronto desaparecen; pero basta con que haya un elemento vinculante para que resurjan. En tiempos de elecciones, por ejemplo, se ponen de moda palabras y expresiones relacionadas con ese ámbito, y hasta vuelven las dudas que conducen al uso equivocado de algunas, pues por lo menos en Venezuela, es frecuente oír frases como “sufragar el voto”.
Quienes incurren en ese desliz, por lo general, son personas con un bajo nivel de preparación, y por eso ignoran que sufragar y votar, desde el punto de vista electoral, es la misma cosa. Yo puedo decir que voy a sufragar los gastos; pero por el hecho de que sufragar y votar sean sinónimos, en ese contexto el verbo votar no podrá sustituir a sufragar. ¡Ojo con eso!
Aquí entra en juego la imperfección de la sinonimia de las lenguas, ante lo cual se debe estar alerta para no incurrir en despropósitos. Sufragar el voto sería algo así como que alguien pague por ser favorecido en un proceso eleccionario. ¡No es lo normal; pero ocurre, sobre todo en tiempos de crisis!
Para consuelo de aquellas personas que no manejan con facilidad el lenguaje escrito y oral, hay otras a las que sería impensable tacharles una falta de esa naturaleza, como periodistas, educadores, abogados, ingenieros, médicos y otros profesionales, que también de manera muy frecuente incurren en impropiedades que los dejan muy mal parados ante quienes siempre los estiman como excelentes manejadores del lenguaje escrito y oral. Muchos de ellos escriben botar en lugar de votar. ¿Desconocimiento, descuido, o las dos cosas a la vez? ¡Es posible!
Otras palabras que reaparecen cuando hay elecciones, son reconteo y recuento, que conllevan la duda sobre cuál sería la adecuada en casos en los que sea necesario volver a contar los votos luego de una elección, sobre todo cuando no hay conformidad con el resultado. Hay quienes dicen y escriben reconteo; pero si se tomaran la bondad de leer un buen diccionario, como el DEL (Diccionario de la Lengua Española), podrían convencerse de que la palabra apropiada para ese caso es recuento; lo demás es cuento.
A propósito del hecho de que en Venezuela este año (28 de julio) deberá haber elecciones presidenciales, han comenzado a aparecer palabras de la jerga electoral. En los portales digitales, redes sociales y grupos de WhatsApp, abundan los contenidos informativos sobre la forma en que han estado sucediendo las cosas, sobre todo con la inhabilitación de María Corina Machado para optar a la presidencia de este país, y de la no aceptación por parte del CNE (Consejo Nacional Electoral) de Corina Yoris, como sustituta.
Eso ha provocado un clima de tensión, en el que los partidarios del oficialismo tratan de justificar la acción del ente comicial; en tanto que los opositores la consideran como una flagrante violación a los derechos de los venezolanos, de ser elegidos y de elegir, propia de los regímenes totalitarios.
De eso no voy a ahondar, pues no es mi interés ni la intención de este trabajo de divulgación periodística que, dicho sea de paso, hoy llegó a las 250 entregas en este importante medio de comunicación de España. Les hablaré una vez más de presidenta.
El miércoles 27 de los corrientes surgió una polémica en varios grupos de WhatsApp a los que pertenezco, sobre presidente y presidenta, motivada por la realidad del momento en Venezuela. Di una explicación breve que, a Dios gracias, fue asimilada por algunas personas a las que les apasiona el tema gramatical y lingüístico; pero otras, sin saber de lo que hablan, y por llevar la contraria y por aparecer como muy cultivadas e instruidas, no estuvieron de acuerdo. ¡Lo curioso fue que el argumento no convence ni al más ingenuo!
Si una mujer ejerce una concejalía, un juzgado, una dirección; si es graduada en Derecho, Ingeniería, Medicina o preside un organismo, será, sin dudas: concejala, jueza, directora, abogada, ingeniera, médica o presidenta, respectivamente, pues es lo que corresponde a su sexo, no a su género, como pudieran pensar y decir algunos espontáneos del lenguaje. Género tienen las palabras y las cosas inanimadas. Los seres vivos tienen sexo, que es una categoría biológica que determina si es macho o es hembra.
Esa situación (lo de presidenta) quedó suficientemente clara desde el momento en que la Real Academia Española exhortó a las universidades, corporaciones y organismos colegiados, a ser coherentes con el título y denominación de cargos cuando son ejercidos por mujeres, lo cual sí es un gesto inclusivo y constituye una reivindicación para las damas, que difiere de la manía de algunos gobiernos, de imponer una absurda y ridícula inclusión. ¡El que aún tenga dudas, que lea un buen diccionario actualizado! ¡Así de fácil!

DAVID FIGUEROA DÍAZ

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