Luis Fuenmayor Toro /
Hay una canción del cantautor venezolano Alí Primera, “La soga”, que dice “Jala que la soga se revienta, y al que te pegó sólo llévale la cuenta”, para luego decir “Jala, jala, jala, que la soga se revienta, si estás en cuarto menguante mañana habrá luna nueva”, y más adelante ratifica la idea central del mensaje, al decir: “Jala que el pueblo es cuero seco, si lo pisan por un lado por el otro se levanta, por algo tiene la piel florecida de esperanza”; y así continúa hasta el final, cuando sentencia “Si le quitan el veneno al cascabel, aunque suene la maraca deja de ser cascabel”.
La imagen central evocada por Alí es la de una cuerda, que de tanta tensión que soporta terminará por romper, apostando de esa forma a que la presión que enfrentan los grupos sociales oprimidos en Venezuela generará una ruptura inminente que los liberará de la opresión.
Se trata de un mensaje universal si se quiere, que puede aplicarse a muchas regiones del mundo, y claramente al mundo actual, en el cual las injusticias, la falta de libertad, la opresión, siguen constituyendo un problema mayoritario, no resuelto pese a los grandísimos y anonadantes descubrimientos científicos y tecnológicos presentes. Un mensaje que muy bien puede aplicarse a Venezuela, no sólo porque Alí era venezolano y le cantaba a su tierra y a su nación, y a Venezuela se refería, sino porque además dibuja claramente nuestra lastimosa realidad actual, en la que muchos de quienes en el pasado eran luchadores por ese mundo mejor, como lo fue Alí Primera toda su vida, hoy se han convertido en la antítesis de ello, y defienden lo que antes enfrentaron.
La canción de protesta y de lucha que venimos comentando también nos transmite la necesidad de resistir, para no perecer, lo que significa necesariamente ser capaz de vivir y desempeñarse en situaciones desesperantes, como ya se hizo en el pasado, aunque en mucho menor grado, pero no sólo para adaptarse al entorno trágico y amenazante que nos rodea, sino para superarlo y construir una nueva realidad. Es decir, Alí nos transmite también la esperanza de que podremos superarlo, pues como el cuero seco, si nos pisan por un lado, por el otro nos levantamos, pues tenemos una indoblegable voluntad de lucha y estamos llenos de esperanzas de cambios y mejoras, pese a las adversidades.
Pero la canción también llama a la acción y no sólo a la queja y la denuncia. Jalar la soga hasta que se reviente es una actividad colectiva, no individual. Es de mucha gente. De grupos organizados que confluyan alrededor de un interés común muy superior al interés individual y capaces de reconocer errores, propios y ajenos. Ratifica que es necesario el esfuerzo de todos, la unidad de la nación, incluidos aquéllos que se han opuesto a esa unidad, o que han permanecido indiferentes, y aquéllos que se encuentren en la acera de en frente, si terminan convencidos que de continuar como vamos sólo se obtendrá sufrimiento, destrucción y disolución de la nación venezolana, lo que nos hará pasto fácil de quienes por centurias han apetecido nuestro territorio.
Es claro que la soga a la que nos referimos no es sólo la que pueda eventualmente jalar el pueblo en acción conjunta de cambio. Es también la soga, que desde el gobierno jalan quienes lo quieren mantener en las condiciones ignominiosas de vida en que se encuentra. La soga que restringe la movilidad social, la libertad, el progreso, la participación ciudadana. La que restringe los salarios en niveles aberrantemente bajos, la que impide gozar de buena salud y educación, la que prohíbe la libre sindicalización de los trabajadores, la que judicializa las protestas, la que busca crear el delito de opinión, la que mantiene por el piso los servicios de electricidad, agua, aseo y comunicaciones. Esa soga también puede reventarse, con resultados violentos lamentables para todos. Es preferible trabajar intensamente para aflojarla, aunque sea en forma gradual, hasta que deje de apretar, presionar y sofocar.
Pero esta última es una tarea principal de quienes gobiernan, aunque en trabajo junto con toda la nación. Esperemos que así lo entiendan y la asuman como su tarea fundamental.