En días pasados, conversábamos un grupo de amigos y uno de ellos comentó que necesitaba urgentemente pintar su casa; seguidamente otro, que necesitaba una importante suma de dinero para pintar su carro; avanzada la conversación, el dueño de la casa donde estábamos dijo que todos necesitábamos de algo y que generalmente se asociaba con el dinero; él en particular, tenía la necesidad urgente de arreglar algunas cosas en su finca ahorita que entra el verano.
Cuando yo iba a mencionar algo, la dueña de casa preguntó desde la cocina donde preparaba un café ¿Acaso ninguno de ustedes necesita de Dios? Y continuó diciendo: “los escucho hablar y siento pena en mi corazón, pues he notado que solo mencionan lo material, y a quien provee de lo material lo dejan por fuera”. ¡Silencio total!
Queridos hermanos, en nuestras Reflexiones en Familia de hoy, compartiremos una poderosa porción de la Palabra que encontramos en Mateo, capítulo 4, versículo 4, y que en la Nueva Versión Internacional dice: Jesús respondió: —Escrito está: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
Amados, luego que Jesús fue bautizado por Juan, fue llevado por el Espíritu de Dios al desierto para ser tentado por el diablo. El maligno creyó ver a Jesús debilitado y hambriento, y supuso que iba a ser presa fácil de la tentación; pero Jesús venció las tentaciones de Satanás mediante la Sagrada Palabra de Dios, dejando ver que el sustento físico no es suficiente y que la verdadera vida se nutre con el alimento espiritual.
Humanamente, estamos ligados a lo material de manera extrema; giramos en torno a la ruleta del dinero, descuidando nuestra confianza en la “Provisión de Dios”. Muchas veces elegimos ser egoístas, y más si tenemos éxito material y disfrutamos de alguna comodidad; a sabiendas que se nos exhorta, a buscar primero el reino de Dios y su justicia.
Queridos amigos, todas nuestras necesidades solo serán realmente satisfechas cuando tengamos una relación plena con Dios y mostremos apego a su Sagrada Palabra; y para ello debemos fortalecer nuestra fe, creyendo que solo Él conoce nuestras necesidades y va a proveer en su perfecto tiempo.
¡El sustento físico es necesario; pero el espiritual es imprescindible!
Querido hermano, en Mateo 6:24 Jesús nos recuerda que: “Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro o querrá mucho a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a la vez a Dios y a las riquezas”. (NVI).
Sí, mis amados, no podemos seguir a dos señores, debemos ser fieles a uno solo; nosotros hemos elegido agradar a Dios y confiamos plenamente que sus provisiones también sustentarán lo físico. Es muy importante distinguir que Jesús no reprocha que alguno sea rico, sino que se ame más a la riqueza que a Dios; porque eso nos convierte en idólatras y por lo cual en la primera epístola de Timoteo, capítulo 6, verso 10, el apóstol Pablo escribe: “Porque todos los males comienzan cuando sólo se piensa en el dinero. Por el deseo de amontonarlo, muchos se olvidaron de obedecer a Dios y acabaron por tener muchos problemas y sufrimientos”. (TLA).
Finalmente, queridos amigos y hermanos, el Señor demanda hacia Él un compromiso espiritual mayor de nuestra parte, entendiendo que todas las cosas que provienen de Él son eternas y las del mundo son perecederas. Nuestra más grande necesidad debe ser hacia lo de Dios, y Él se encargará de hacer suplir lo que necesitemos.
¡Sirvámosle a Dios!
“Pero si les parece mal servir al Señor, elijan ustedes mismos a quiénes van a servir: a los dioses que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Éufrates o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ustedes ahora habitan. Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor». Josué. 24:15 (NVI).
¡Bendiciones infinitas para todos!