Especial.-
Esta fue la idea central transmitida por el Pbro Alexander Uzcátegui Terán, en la homilía compartida con los fieles que se acercaron este domingo 8 de junio a parroquia Sagrario Catedral Nuestra Señora de la Corteza, para participar del banquete eucarístico, correspondiente a la Solemnidad de Pentecostés, además de la fundación de la Iglesia, coincidente con el Día del Seminario, tres significativas fechas para el pueblo católico.
Una agradada asamblea se dispuso, entusiasta, a recibir la palabra del Señor en este día, cuando Jesús cumple su promesa y envía el paráclito soplando sobre sus apostoles, para completar y perpetuar la Santísima Trinidad, Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo.
De las sagradas escrituras el padre Uzcátegui resaltó el pasaje de la primera lectura, de los Hechos de los Apóstoles,
» Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas distintas», pero lo más significativo es que se comprendían perfectamente. Eso ocurrió el día de Pentecostés, cuando los discípulos estaban reunidos, de repente, se llenaron del Espíritu Santo, para formar un solo cuerpo que hoy es la santa Iglesia.
Invitó a la asamblea cerrar sus ojos para invocar los dones del Espíritu Santo,
«No cierres las puertas al Espíritu Santo, ábrele tu corazón, porque como dice la escritura, hay diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo, hay diferentes servicios, pero el Señor es el mismo, diferentes actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.
Este aspecto fue corroborado en el discernimiento del evangelio, al destacar que los discípulos se encontraban a puerta cerrada, y es precisamente lo que hoy acontece en la vida de muchos cristianos, que cierran la puerta al Espíritu Santo, en vez de abrirle la puerta de su corazón.
Lo primero que Jesús ofrece en ese último encuentro con los discípulos es la paz, dijo, segundo, les muestra las heridas de la crucifixión, es decir, que para llegar al cielo y para vivir en paz, tenemos que saber vivir con alegría la cruz y las heridas que ella pueda causar.
Por último, pidió a la asamblea cerrar sus ojos y pedir al Espíritu Santo les concediera sus dones.
El Evangelio proclamado es de Juan 20, 19-23
«Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.
/Pastoral de la Comunicación Catedral Mayami Alvarado
Pbro Alexander Uzcátegui en la Solemnidad de Pentecostés: «No cierres la puerta al Espíritu Santo, ábrele tú Corazón»
