Gorbachov asumió un Estado gigantesco cuyas estructuras económicas, sociales y políticas estaban en declive. Desde un principio puso en marcha políticas internas reformistas profundas, promoviendo acercamiento con países capitalistas, sobre todo con EE.UU, buscando la desescalada nuclear y el relajamiento de la Guerra Fría.
Fue el último líder de la desaparecida Unión Soviética, cargo que ocupó solo unos pocos años, de 1985 a 1991.
Durante su último discurso como mandatario, expresó su pesar por el resquebrajamiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), pero también enfatizó sus logros personales, como el fomento de la pluralidad política y religiosa, la introducción de la democracia, la economía de mercado y, por supuesto, el fin de la Guerra Fría.
El balance de su gestión como el último presidente de la Unión Soviética, no deja lugar a dudas: fue clave para distender la llamada “Guerra Fría” al disolver el Pacto de Varsovia, la contraparte de la OTAN, los dos brazos armados de esa guerra; inició el mayor esfuerzo de desarme nuclear unilateral; liberó presos políticos y comenzó un ciclo de reformas políticas y económicas del régimen soviético en la década de los ochenta del siglo XX.
Se mantuvo en el poder un sexenio (1985-1991), similar a la duración de los periodos presidenciales democráticos y durante esos años el reformismo en el mundo se identificó con dos conceptos que él mismo propuso: Glasnost (transparencia) y Perestroika (reforma avanzada). Fue un líder clave en los procesos de apertura democrática de Checoslovaquia, Hungría y Polonia; y el eslabón que facilitó la caída del Muro de Berlín, que luego conduciría a la reunificación alemana.
La admiración de diversas personalidades del mundo libre por Mijaíl Gorbachov ha aumentado con el tiempo, sin duda, es un gran ejemplo pragmático a seguir para nuestra Venezuela, un auténtico estadista y amigo de la paz.
Era un gran conversador; metódico, ordenado en sus ideas y reflexivo. Escuchaba con atención a sus interlocutores y respondía lógicamente con argumentos de forma cuidadosa.
Todavía falta distancia en el tiempo y profundidad en el análisis para hacer un balance justo de su legado reformista, renovador y liberador. Sus contribuciones a la paz mundial (que le merecieron un Premio Nobel en 1990), al multilateralismo y desarme mundial; a la cultura democrática y a la racionalidad, son incontrovertibles.
Y no podemos menos que elogiar el mayor de sus logros que fue derrotar con audacia -sin derramar una sola gota de sangre- a la Unión Soviética, la cual, significaba en el siglo XX una de las dictaduras más crueles y aterradoras de la historia. La URSS enviaba sus tropas a lo largo y ancho del planeta, gobernaba con arbitrariedad, ejercía control social, violaba los derechos humanos y reprimía la economía de sus ciudadanos. Eso terminó con las reformas de Gorbachov, quien luego de cumplir una gran misión en vida, descansa en la eternidad junto a Dios desde el 30 de agosto de este año.
Su muerte deja al mundo con uno menos de sus reformadores de la época reciente y, sin duda, uno de los líderes políticos más significativos del final del siglo XX. Por ello, desde Unidad Visión Venezuela catalogamos a Mijaíl Gorbachov como un líder visionario que no se dejó frenar por sentimentalismos ni actitudes ideológicas irracionales, sino que fue práctico y útil a los intereses humanos.
Juan D. Villa Romero
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