Una política social verdadera debe contar con objetivos claramente definidos, como la superación de la pobreza, hacer de sus beneficiarios personas independientes de futuras ayudas públicas, por ejemplo: financiamiento de estudios, repotenciación de pequeños negocios o emprendimientos, capacitación para el trabajo a través del desarrollo de capacidades/aptitudes, entre otros objetivos como apoyar a quienes por incapacidad permanente no pueden trabajar. Que ciudadanos aptos para el trabajo reciban “ayudas gubernamentales” perpetuas nada tiene que ver con políticas sociales, sino con planes macabros de dependencia y dominación.
Aunque a muchos no les guste, el ejemplo más reciente de políticas sociales efectivas las aplicó Lula da Silva en Brasil desde 2003 hasta 2010, periodo en el que logró sacar de la pobreza a más de 20 millones de brasileros, connacionales que jamás volvieron a necesitar este tipo de apoyo estatal, que además se convirtieron en contribuyentes a la nación. Tristemente, el gobierno de Lula estuvo impregnado de corrupción opacando ese aspecto fundamental de su gestión que, probablemente, vuelva a catapultarlo como presidente del gigante sureño.
¿Qué hace el chavismo en Venezuela? Penosamente, desde sus inicios, el régimen llama “política social” a un gran conjunto de estipendios públicos que otorga con gran facilidad por diversas vías, montos que no permiten la superación personal/familiar y que, combinados con otras políticas como la destrucción del aparato productivo y la colectivización de medios de producción (en pleno siglo XXI), debilitan gravemente el tejido social, creando dependencia al gobierno, a su partido, instaurando una relación muy parecida a la esclavitud, una esclavitud electoral: “Sí no te inscribes ni votas por el Psuv, te quito “los beneficios”. Es un secreto a viva voz.
Todas las estructuras del inefable “Poder Popular”, llámense consejos comunales, comunas, consejos locales de planificación, unidades de batallas y todo cuanto se crea, no es más que la dominación social a través del partido, desde las comunidades hacia arriba, donde se imponen siempre las cúpulas rojas, pues como dictamina el reglamento de esa tolda, la última palabra la posee la directiva nacional por encima del voto de su militancia ¡Un gran descaro!
Se desperdició una oportunidad irrepetible, el boom petrolero en época del expresidente Chávez no se utilizó para diversificar la economía a través del trabajo, ingenio y capacidades de los habitantes de este país ¡No! en lugar de ello, se arruinó el sector productivo criollo beneficiando economías, trabajadores y empresarios de otras naciones, mitigando todo el talento y las capacidades de los venezolanos… algo imperdonable.
Hablar hoy de los “Beneficios del Gobierno” haciendo referencia a las bolsas o cajas de comida de quinta categoría, exiguos bonos que alcanzan para uno o dos productos, un cargo público con salario de hambre es un cinismo, pues lejos de ser un beneficio son perjuicios, un atentado contra la capacidad, la dignidad del venezolano.
Un gobierno otorga beneficios verdaderos a sus ciudadanos cuando es garante de los derechos y libertades consagrados en la Constitución, en nuestro caso, tendremos un gobierno que otorgue beneficios cuando sus políticas sociales hagan que sus receptores superen definitivamente la pobreza, cuando las instituciones públicas sean profesionales y sus gestiones permitan usted devengue un salario digno por su trabajo pudiendo comprar dónde, cuando y en las cantidades que requiera los productos alimenticios de su preferencia, que le permita ahorrar, viajar, incluso, ser propietario de su propio negocio… eso sí son beneficios.
Paradójicamente, no hay nada a lo que tema más el régimen que esos beneficios reales, pues con ellos no tendría ningún control sobre los venezolanos. Así que no llame “beneficios” al control social del régimen, en realidad son grotescos daños. LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ
@leandrotango