La “unidad” es lo que nos divide

¿Cómo pretender unir a los venezolanos sí quienes predican unidad son los más rechazados? Más que una interrogante, es una resonancia magnética que desnuda la actual situación de lo que se pretende llamar oposición en Venezuela, dicho sea de paso, siguiendo al pie de la letra, y sin empacho alguno, todas las agendas que apunta el régimen.

El desespero que vivimos los venezolanos tratando de subsistir cada día es aprovechado por élites partidistas para salvaguardar sus intereses, sabemos muchos de ustedes dirán “eso lo sabe todo el mundo Leandro” y es verdad, pero, precisamente, cuando algo es tan cierto, tan obvio, como los refranes populares, nadie le presta atención así lo escuche varias veces al día, en el caso de nuestro país esa triste realidad nos opaca la existencia. Hay 30 millones de venezuelas, no una como debe ser, de esta ausencia de nación muchos viven y hacen lo imposible por mantenerlo así.
De este modo, consideramos, sobre todo en la política cavernaria que hoy nos toca padecer, la unidad que nos venden trata justamente de mantenernos desunidos. Del G4 nos encontramos con una organización que tiene una cuota en el CNE, otra que manejó a diestra y siniestra Monómeros con cómplices de otros partidos que se negaron investigar. De los “alacranes”, la hermana de uno de los impuestos por el régimen es magistrada en el TSJ y así sucesivamente ¿Cómo confiar en ellos?

La fe en los políticos es un recurso agotable.
Sí hay algo que los venezolanos repudian de forma espontánea son los procesos electorales en condiciones absurdas, con candidatos abierta y descaradamente cohabitantes, por eso la abstención como mecanismo de repudio, no solo contra las instituciones psuvizadas, sino contra todos sus colaboradores. Ganar o perder es exactamente lo mismo.

El hecho que la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) haya sido promovida por el G4 solo con fines electoreros, con la mirada fija en las presidenciales 2024, lo dice todo. El abominable acto de regalarle al régimen dos años de paz cuando atraviesa su peor momento de rechazo, con el país cayéndose a pedazos y sectores sociales luchando en la calle, pero además aceptando acudir a una elección en condiciones inconstitucionales y antidemocráticas, deja en evidencia la complacencia de este infausto sector.

Desde que se vislumbró la PUD han transcurrido aproximadamente 6 meses, tiempo en que han redactado un reglamento que privilegia al G4 y recién han (por fin) redactado un reglamento de primarias que, honestamente, no hemos leído, pero del cual no ciframos muchas esperanzas. El asunto es, medio año para dos actos, es decir, el tiempo no los mortifica, al contrario, alargan intencionalmente los lapsos para intentar imponer un candidato por “consenso” pues el G4 no tiene ni remotamente la más mínima esperanza de ganar en unas primarias limpias.
Otro evento sospechoso es la posibilidad asomada por Maduro de adelantar las presidenciales, ello, estamos seguros, es un espaldarazo a sus cómplices para que justifiquen un candidato por consenso, no por unas “tediosas y largas primarias”. Perdonen sí somos pesimistas, pero es que la política es realidad, y la realidad venezolana es áspera.

¿La esperanza? Roguemos para que las primaras sean dirigidas verdaderamente por la sociedad civil, que los candidatos no solo sean del ámbito partidista, que participen todos los sectores nacionales y que sean consumadas transparentemente, con miras a un liderazgo que comience la lucha desde ya, no dentro de 2 años en medio de una pantomima electorera. Repetimos, no hemos leído el reglamento de primarias, pero ojalá permita sea así. Sino la otra opción, es que un liderazgo real asuma su rol, se oponga a las componendas del G4 y sea quien obligue (por inercia natural) a que se unan en torno a su legitimidad.

LEANDRO RODRÍGUEZ LINÁREZ

@leandrotango

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