REDACCIÓN.- Termina 2022. Nada fácil, ni para el país ni para el mundo. Las secuelas de la pandemia, el incremento de la migración y el desplazamiento forzoso, principalmente en Latinoamérica, el azote devastador del extremismo en muchos países, como Irán y Afganistán, y la absurda guerra del imperio ruso contra Ucrania, lo marcan como otro año negativo para la humanidad.
Y en cuanto al país del que formamos parte, el 2022 que parecía ofrecer un «alivio» a la población más necesitada, que hoy es la inmensa mayoría, termina en lo de siempre: devaluación brutal, hiperinflación, salarios miserables, escasez de combustible, entre otras dificultades; además del conflicto político, que amenaza con agudizarse en 2023, vistos los últimos acontecimientos.
Que Dios proteja a este pueblo, y a todos los pueblos del planeta. Que la Divina Providencia nos de fuerza, valor, paciencia y coraje para enfrentar los retos de un mundo incierto. Feliz 2023.
¡Adiós 2022!
