Froilán Sánchez (UPP89): Podrá haber una nueva directiva, pero el CLEP seguirá bajo el control absoluto de la saliente presidenta

Miguel Enrique Villavicencio.- Para Froilán Sánchez, coordinador regional del partido UPP89, la nueva directiva del Consejo Legislativo del estado Portuguesa no es más que el mismo musiú con diferente cachimbo.

En este mismo sentido dijo que Alejandra Álvarez, nueva presidenta del parlamento regional es una persona muy cercana a su antecesora la legisladora María Gabriela Gil.

-El nombramiento de Álvarez asegura que el control del parlamento regional siga bajo las manos de la legisladora y esposa del gobernador del estado, María Gabriela Gil – señaló.

Sostiene que sólo bastó escuchar el discurso de la nueva presidenta del CLEP, para darse cuenta del servilismo y sumisión hacia la legisladora Gil.

-Esto nos hace presumir que el parlamento regional correrá con la misma suerte de la Alcaldía del municipio Araure, dado que por un lado tiene una figura nominal de alcaldesa electa, y por otra parte una figura real como María Gabriela Gil que ostenta el poder a todas luces y quien supuestamente ahora hace entrega de la presidencia del CLEP – indicó Sánchez.

El dirigente de UPP89 expresa que le resulta realmente indecoroso este tipo de situaciones, y que al mismo tiempo se malgaste el dinero de los portugueseños de manera irracional.

-Un completo descaro, ya que mientras los hospitales no tienen equipos ni insumos médicos, mientras en las escuelas no hay materiales para trabajar, mientras los policías no reciben dotación de uniformes, mientras los trabajadores de la administración pública no tienen ni para el pasaje por los sueldos miserables que ha establecido en gobierno, para este acto del CLEP se contrataron drones, pantallas gigantes, festejos, alfombras, y arreglos florales carisimos, añadió.

«Este acto también se convirtió en un desfile de modas y sirvió para que los personeros del gobierno exhibieran sus autos últimos modelos, mientras el pueblo se muere de mengua», destacó.

Apunta para concluir, que esta manera absurda de gobernar, no es otra cosa que la ratificación de que la estupidez es una enfermedad extraordinaria, porque no la sufre quien la padece, sino los demás.

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