“No les des nunca consejos al que te pida dinero”
Calderón de la Barca…
El hombre aparenta unos 40 años, cuando más; con el rostro serio o fingiendo la función que realizaba en ese momento; con un récipe en la mano y una venda a nivel del tobillo del pie izquierdo, para completar una muleta, donde apoyaba la extremidad supuestamente lesionada. Al cambiar el semáforo para rojo se movió con cierta rapidez enseñando el papel para pedir y la respuesta del chofer, de un pequeño camioncito muy maltratado de pintura ¡A ti no te da pena pedir andas disfrazado pidiendo, por mi parte no te doy nada, ayudar a un flojo es un pecado!
He escuchado varias veces esa expresión y me llama poderosamente la atención, porque no la he visto en ninguna parte y si algún religioso o religiosa de esos, que se saben la biblia de memoria lo ha leído me lo confirme: ¡Ayudar al flojo es pecado! Al rato me detuve en una venta de empanadas y eché el mismo cuento. Apenas terminé un joven se me acercó con cierta curiosidad para preguntarme el sitio y apenas se la di, terminó por aderezar el caso: “Eso es verdad es un flojo, anda disfrazado; la mujer lo deja en la mañana y lo busca en la tarde”
Casi todos sé echaron a reír, sin dejar de saborear las envueltas, cuando se oyó la voz de un señor un poco rechoncho, haciendo la función de un defensor en medio de unas carcajadas, que opacaron las risas anteriores: “Hace tres días pasé por el sitio bajo un sol, que espantaba y le dije a ese que acaban de pintar aquí, para tratar de no darle: ¡Este sol si está bravo, arrecho! Y el hombre viéndome la cara, como si había adivinado mi intención, parecía retarme, casi me grito en el odio ¡Arrecho soy yo, que paso todo el día en este sol! Casi sin pensarlo saqué 5 bs y se los di, me pareció más pecado no darle. Dijera –un amigo– ¡Ojalá no los vaya agarrar para beber o pasarlos por las drogas.
Narciso Torrealba
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